martes, 6 de diciembre de 2016

'En L'An 2000': El futuro según J. M. Côté

O como se imaginaban algunos humanos el futuro, hace poco más de un siglo.

En concreto ciento once (111) años, que es el periodo de tiempo que transcurre desde finales del XIX (1889) hasta el último año del siglo XX (2000).

Del XX digo porque, les supongo al tanto, es en el 2000 cuando acaba éste y no cuando empieza el siguiente que no lo hace hasta el 2001. Un viejo y “magufo” error a la hora de contar periodos de tiempo.

Ya saben. No existió el siglo 0, como no existió el año 0, o el segundo 0.

Pero a lo que vamos y lo que pretendo. Que no es sino contarles una curiosa historia, en la que están implicados algunos personajes relevantes (un ilustrador, un escritor y un escritor-científico) y unos hechos sorprendentes.

Todo empieza cuando una pequeña fábrica de cigarrillos, cuyo nombre no hace al caso, hace un encargo en 1889 al ilustrador francés Jean Marc Côté, junto a otros artistas.

Con fines publicitarios le piden que dibujen unas tarjetas para conmemorar en sus productos, primero el centenario de la Revolución Francesa (1789-1799) y después el comienzo del siglo XX.

Y aunque es un guiño publicitario al pasado y al futuro, los ojos los tienen puesto en este último pues quieren que las imágenes reflejen cómo sería la vida en el año 2000 imaginadas desde 1889.

‘En L’An 2000’
‘En el año 2000’, también traducido de forma incorrecta como ‘Francia en el Siglo XXI’, nació con la idea primaria de decorar la parte interior de las tapas de las cajas de cigarros o puros.

Una serie de imágenes que ilustraran los avances científicos franceses en el 2000, de las que Côté es autor, al menos, de ochenta y siete (87) y que fueron realizadas en los años siguientes.

Un curioso nexo sin duda entre el antañón vicio del fumaque y la novedosa divulgación científica.

Al principio, ya les digo, iban para ilustrar el interior de la caja tabaquera, aunque más tarde terminaron siendo impresas como tarjetas postales. Una buena decisión también. Lo malo es que, en cualquiera de los casos, nunca fueron distribuidas.

Sencillamente la tabacalera quebró y las ilustraciones no se distribuyeron de manera comercial. Sin embargo sí se imprimieron. No les puedo poner al tanto de cuántas tiradas se hicieron, pero tenemos constancia de al menos una de ellas.

Hasta donde he podido averiguar el único juego de tarjetas postales existentes lo encontró muchos años después el divulgador científico estadounidense Isaac Asimov (1920-1992), que las descubrió en un mercadillo y las adquirió.

Futuredays: A Nineteenth Century Vision of the Year 2000
Pero no quedó en esa transacción el vínculo entre tarjetas y divulgador científico. Al parecer le produjeron tal impresión que, maravillado, decidió hacer un libro sobre ellas exponiéndolas y comentándolas.

Su título Futuredays: A Nineteenth Century Vision of the Year 2000 (1986, Nueva York, Henry Holt and Company), ‘Días del futuro, una visión del siglo XIX sobre el año 2000 (1986)’. Sin duda una maravilla.

Y a la vista está que, por los motivos científicos y tecnológicos de las ilustraciones, el artista debió buscar información. Para no pocos es más que probable que su compatriota. el escritor Julio Verne (1828-1905). fuera una de sus fuentes de inspiración científica, tecnológica y de ciencia-ficción.

Él y sus extraordinarias novelas de aventuras, entre cuidadosamente documentadas y atrevidamente visionarias, como Viaje al centro de la Tierra, Veinte mil leguas de viaje submarino, La vuelta al mundo en ochenta días o París en el siglo XX, entre otras obras.

No en vano el ilustrador imagina en el futuro todo tipo de inventos como el creador del submarino Nautilus.

Y así nos ofrece su visión acerca de aviones, robots, audiolibros, drones, telecomunicaciones, educación y otros inventos que después, la mayoría de ellos en mayor o menor grado, se hicieron realidad.

Sin duda nuestro ilustrador resultó ser todo un genial visionario. Juzguen ustedes mismos.



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