lunes, 7 de noviembre de 2016

'Sacculina carcini'

(Continuación) Se trata de un género de crustáceos parásitos, de un cirrípedo.

Es decir una infraclase de crustáceos maxilópodos que son también conocidos como percebes. Y su “habilidad parasitaria” no es otra que introducirse dentro de un cangrejo y cambiarle el sexo si es necesario.

Sí, como lo lee. Le obliga a dedicarse a criar sus huevos manipulando sus hormonas, de modo que si es macho, lo feminiza hasta convertirlo en una madre perfecta. Así que la tal sacculina no es más que un percebe parasitario castrador de cangrejos.

Lo que no deja de ser inquietante.

Y lo peor es que no queda aquí la cosa. Como bien saben ya, ni la sacculina es la única criatura parásita peligrosa que existe en la Tierra, ni cambiar el sexo de sus víctimas es la más rara y aterradora de las acciones, ni tampoco los cangrejos son las únicas especies animales parasitadas.

Hay otros muchos más, más de todo: parásitos, acciones y parasitados. Resulta que vivimos, de forma quizás no muy consciente, en un universo de parásitos.

Y hasta aquí la segunda de la serie de cinco (5) entregas sobre estos seres vivos de los que, como grupo amenazador, aportaremos también algo de información. Una especie de nota “cultureta”.

Nota sabihonda. Parásitos (2)
De hecho para el divulgador estadounidense Carl Zimmer (1966), la Humanidad no es en sí misma más que una nueva clase de parásito que se aprovecha de todo el planeta. Claro, que a la vez, otros parásitos lo hacen de ella.

En realidad la mayoría de las especies terráqueas son parásitas y en la práctica todos los seres vivos, todos incluidos nosotros, son (somos) en uno u otro momento el hogar de alguno de ellos. No debemos obviar que los parásitos son las formas vivas que mayor éxito de supervivencia han tenido en la Tierra.

Y dicho esto de los parásitos, enfatizar en una idea. No debemos caer en el error de quedarnos, en la calificación peyorativa de los parásitos, como “las criaturas más peligrosas de la naturaleza”.

Resulta que a la vez, gracias a su existencia y omnipresencia, también se han propiciado fenómenos de naturaleza física, química y biológica que han favorecido entre otros procesos naturales: el del desarrollo del sexo, el que ha dado forma a los ecosistemas, o el que ha permitido el mecanismo de la evolución ,de la que se pueden considerar auténticos motores. (Continuará)

Para saber más.




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