En concreto en los asuntos que nos traen, el de inflar globos y el de aflautar la voz, sí se pueden emplear otros gases, aunque dicho esto con matices. Veamos.
Gases para inflar globos
Para elevar globos en la atmósfera terráquea ya saben que sí existe, al menos, otro gas. Físicamente entendido, con tal de que dicho gas sea menos denso que el aire atmosférico servirá. Otra cosa es si lo debemos emplear desde el punto de vista químico.Y es que no siempre se debe hacer todo aquello que se puede. Después vuelvo sobre la sentencia.
Como ya hemos explicado, para que un globo flote y no caiga por su propio peso, debe estar inflado con un gas menos denso que el aire, de forma que el volumen que ocupan globo y gas pese menos que el mismo volumen de aire.
Es el mismo requisito necesario y suficiente para que un barco flote en agua. Un volumen determinado de barco debe pesar menos que el mismo volumen de agua. O lo que es lo mismo, la densidad del barco debe ser menor que la del agua.
De ahí que una bola de acero se hunda mientras que un barco no, a pesar de pesar más (perdón).
Volviendo a los globos, desde el campo de la química, existen dos gases que cumplen con este requisito de baja densidad: el helio (He) y el hidrógeno (H2).
Y cada uno con sus ventajas e inconvenientes para el fenómeno este de la flotabilidad.
Ventajas e inconvenientes
Para empezar el helio al ser inerte, no es reactivo, resulta ser una elección perfecta ya que es muy seguro en su manejo, lo que es importante. Sólo tiene un par de inconvenientes.Uno de orden económico, resulta que es muy caro de obtener ya que abunda poco en la naturaleza. El otro es de naturaleza mecánica, el helio es doble de denso que el hidrógeno, con lo que eso implica.
d (He) = 0,1785 kg/m3 en c. n. de temperatura y presión (0ºC, 1 atm)
d (aire) = 1,293 kg/m3 en c. n. de temperatura y presión (0ºC, 1 atm)
d (H2) = 0,0899 kg/m3 en c. n. de temperatura y presión (0ºC, 1 atm)
Por su parte el hidrógeno tiene en contra ser altamente inflamable, lo que le convierte en una elección peligrosa. Un mal asunto pues. Sin embargo a su favor presenta dos ventajas.De un lado resulta ser mucho más barato que el helio, al estar formado por el elemento químico más abundante en el Universo; y del otro, es la mitad de denso que él, con lo que eso implica también.
Luego toca elegir entre la seguridad del helio y la economía del hidrógeno.
Una prueba de su peligrosidad permanece aún en el imaginario colectivo, con el trágico accidente del dirigible alemán tipo zeppelin, LZ 129 Hindenburg, que quedó destruido cuando aterrizaba en Nueva Jersey el 6 de mayo de 1937.
Fue a causa de un incendio causado, al menos en parte, por el hidrógeno contenido en el interior del globo. Irónicamente el dirigible estaba diseñado para ser inflado con gas helio, lo que no se pudo llevar a cabo al tenerlo embargado los alemanes. (Continuará)
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