jueves, 27 de octubre de 2016

¿Qué beneficios reporta la siesta en general?

Parto del conocimiento cierto de que sentir sueño a inicios de la tarde es de lo más natural y biológico.

Es decir, que se trata de un fenómeno de frecuencia normal, que sucede al margen de que hayamos ingerido un abundante almuerzo, nos encontremos deprimido por la razón equis, estemos en una época en la que practicamos mucho o poco deporte o hayamos pasado una mala noche.

Al margen porque es así como funcionan los ciclos vitales de los animales, en los que cada veinticuatro horas (24 h), tenemos dos períodos de intensa somnolencia.

Cronológicamente uno de ellos es el que tiene lugar en las primeras horas de la noche, entre las 02:00 y las 04:00. El otro es un sobrevenido alrededor de unas diez horas más tarde, entre las 13:00 y las 15:00.

De modo que si se puede, hay que oír la llamada de la naturaleza y dejarse llevar por ella.

Como es lógico, si uno es hombre noctámbulo, noctívago y nocherniego y es de despertarse por ello algo más tarde de lo normal, la somnolencia vespertina puede llegar algo más tarde. O si por el contrario se es madrugador, pues llegará antes.

Pero le sucederá a todo el mundo. Se trata de un inevitable imperativo fisiológico. Estamos programados para la siesta pues es buena para nosotros.

Es un componente más del mecanismo evolutivo que nos ha traído hasta aquí como especie animal.

No hay otra, de estos mimbres estamos hechos.

A este “dejarse llevar” se refería un comunicado de la Universidad de Manchester (2006), allá en la pérfida Albión, en el que se afirma que “a todos nos vendría bien una siesta” y donde se reconoce que “los españoles podrían estar en lo cierto”.

También se expresaba en esos términos una investigación publicada en la revista Neuron, donde se postulaba como algo “natural”, propio de nuestra naturaleza animal, dejarse llevar y sumirse en ese duermevela de sobremesa que tantos beneficios, demostrados está, tiene para la salud.

Y dicho lo cual veamos algunos, sólo los más importantes y de forma resumida, de esos beneficios. Una especie de “prontuario enrocado de beneficios sesteros”. Creo que me han salido diez (10).


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