El 19 de septiembre de 1916, estamos hoy de centenario, se aprobaban las obras para la primera línea del Ferrocarril Metropolitano de Madrid, vulgo “Metro”.
Un proyecto en el que nadie, bueno casi nadie, creía en esa época por considerarlo demasiado arriesgado.
Tanta era la desconfianza económica e ingenieril que despertaba, que el propio rey Alfonso XIII tuvo que invertir un millón de pesetas (1 000 000 pts) de su cuenta particular para convencer a los indecisos.
Se trataba así de dotar de credibilidad y confianza a la empresa que la llevó a cabo. Es más, durante sus primeras etapas el proyecto se denominó Metropolitano Alfonso XIII. O sea.
No obstante, a pesar de las dificultades, tres años después era inaugurado, el 17 de octubre de 1919, por el mismo rey.
Cubría una distancia de tres kilómetros y medio (3,5 km) y unía Puerta del Sol con la populosa barriada obrera de Cuatro Caminos. Con seis (6) estaciones intermedias tardaba unos diez minutos (10 min) en recorrerla. Toda una proeza de la ingeniería.
Y del todo necesaria pues en el último tercio del siglo XIX el tráfico por los alrededores de Puerta del Sol era ya bastante intenso, tanto de carruajes como de tranvías, tirados por caballos y a vapor.
En 1871 entraba en funcionamiento el primer tranvía tirado por dos caballos y ocho años después, en 1879, el del nacimiento del físico Albert Einstein, lo hacía el de vapor. En la última década del siglo era obvio la necesidad de construir un ferrocarril metropolitano.
De hecho en 1892 se planteó un proyecto de ferrocarril subterráneo, trazado radial y alimentación eléctrica que por diferentes motivos nunca vio la luz.
Hubo que esperar ya al siglo XX cuando en 1915, el ingeniero de caminos Miguel Otamendi (1878-1958) solicitó la concesión de las obras para un proyecto de ferrocarril suburbano en Madrid. La misma que empezaron el 19 de septiembre de 1916.
Un día de los que cuentan y un siglo ya desde entonces.
Entretanto, hace unos años, les enroqué que el Metro de Madrid circula por la izquierda, y no hace muchos días les hablaba de una estación de metro madrileña grafiteada por Okuda.
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