Como buen profesional y no tan buen amigo, Cooper quería darle en la cara con el invento. Un claro zasca a su competencia. Zasca entiéndanme, sin ningún ánimo peyorativo.
Yo lo veo o lo quiero ver, como poco más que una simple onomatopeya, elevada si quieren al rango de sustantivo por eso que llaman redes sociales.
Al fin y al cabo somos humanos, demasiado humanos, al decir del filósofo alemán.
El progreso consiste en renovarse
Eso al menos afirmaba el escritor y filósofo español Miguel de Unamuno (1864-1936). Y en nuestro caso el progreso vino de la mano de la renovación de esta telegrafía por cable, “con hilos”, por una inalámbrica, “sin hilos”.Me refiero a las transmisiones de señales electromagnéticas por el espacio, y que devinieron con el tiempo en lo que dimos en llamar “radio”.
Un paso importante sin duda, que tuvo uno de sus momentos más álgidos el 12 de diciembre de 1901, cuando el ingeniero italiano Guillermo Marconi, asociado con el prolífico y polémico inventor estadounidense T. A. Edison, conseguía enviar señales de una orilla a otra del Océano Atlántico.
En concreto transmitió la letra S en código Morse, y lo hizo entre las localidades de Poldhu (Inglaterra) y St. John (Canadá), separadas por veintiocho mil ochocientos kilómetros (28 800 km).
Lo que no está nada mal.
Un Marconi a quien la última vez que enroqué estaba en la sevillana Casa de las Dueñas, por ser uno de los huéspedes ilustres que, a lo largo del tiempo, se alojaron entre sus muros.
Pertenece junto con Eugenia de Montijo, de quién aún debo contarles dos o tres quisicosas, a la categoría de personajes científicos que fueron invitados por los diferentes señores de la Casa de Alba de Tormes o, simplemente de la Casa de Alba, a lo largo de los siglos.
Otros cables transoceánicos
Volviendo a los avances técnicos en las comunicaciones, no fue hasta mediados del siglo XX, más en concreto en 1956, cuando se pudo establecer el primer cable telefónico transatlántico (TAT-1), entre EE.UU., Canadá y Europa.Un punto de inflexión en todo este asunto pues es muy probable que sin él, todos los avances posteriores incluido el mismo Internet, nunca habrían llegado a existir. Al menos tal como los conocemos hoy.
Unas décadas después, en 1988, comenzaba a operar el primer enlace transoceánico con fibra óptica, el TAT-8, con el que la comunicación por cable inició el gran auge que aún continúa en nuestros días.(Continuará)
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