Sin embargo, lo que son las cosas, voy a tirar del juanramoniano “No le toques ya más, que así es la rosa”, y no voy a responder. Daré la respuesta por callada. Ya ven.
Una omisión que seguro estoy es lo mejor. Trato de decirles y tiro ahora de clásico, que “mejor no meneallo”. Dicha la expresión, eso sí, en el exclusivo sentido de mover algo de una parte a otra.
No me malinterpreten por favor, que yo estoy en lo mío. Y que no es otra cosa que seguir contándoles lo de Frankenstein (el doctor y el monstruo) y Mary Shelley.
O sea la novela Frankenstein o el moderno Prometeo, que empezó a pergeñar siendo aún Godwin, en algún instante de ese verano de 1816 y que ella misma describió como “el momento en que por primera vez salté de la infancia a la vida real”.
Y no crean que exageraba. Recuerden que al principio de la historia veraniega ella aún tenía dieciocho (18) años, pues nació el 30 de agosto de 1797. Lo que se dice una niña.
No obstante y a pesar de lo dicho, antes de continuar con escritora y escrito, les pongo negro sobre blanco un par de puntualizaciones que me han llegado al correo electrónico (cual si no).
La primera está relacionada con el origen del nombre que le dieron al grupo de amigos; ese tan hiriente de “liga del incesto”, pero que en justicia está asociado sólo y de forma estrecha con quien, en la historia de la literatura, es conocido como Lord Byron.
Acerca del incesto
Por lo que está documentado, se puede inferir que nuestro hombre mantuvo unas relaciones muy especiales, digámoslo así, con su hermanastra por parte de padre, Augusta Leigh Byron, que no fueron bien vistas en la sociedad inglesa del momento. Bueno, ese tipo de relación ha sido mal vista por casi todas las sociedades de cualquier cultura y época. Se la conoce como incesto. Les supongo al tanto del hecho.
Del latín incestus “no casto”, se define como tal la práctica de relaciones sexuales entre individuos muy próximos en consanguinidad, sea del tipo parentesco biológico o consanguíneo.
Invariablemente están calificadas como incesto las relaciones sexuales mantenidas entre: madres e hijas o hijos; padres e hijas o hijos; hermanos o hermanas; abuelos y nietas o nietos; abuelas y nietos o nietas, etcétera.
Como ven lo es, sin que importe el sexo del familiar con el que se comete.
Antecedentes familiares de Byron que hacen al caso
No es este el lugar más adecuado, ni un servidor de ustedes la persona apropiada (no lo soy en absoluto) para escribirles sobre Lord Byron, ni como poeta ni como hombre. De modo que me limitaré a escribir lo que es conocido por todos y hace al caso que nos trae.Resulta notorio y evidente que pocos pueden decir que George Gordon Byron, sexto barón de Byron (1788-1824), fuera un hombre de vida ejemplar. Una simple ojeada a su biografía nos la muestra turbulenta y tachonada de escándalos.
Casi, casi, como la de su padre el capitán de infantería John "Mad Jack" Byron (1756-1791).
Un hombre apasionado, aventurero, en sempiterna ruina económica y oportunista que con veintidós (22) años se fugó con una mujer casada lo que, ya se imaginan, fue motivo de escándalo social. (Continuará)
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