lunes, 20 de junio de 2016

Entre puente y rotonda

En realidad es más lo primero que lo segundo, y evidentemente no es la visión más familiar que tenemos de un puente. Como pueden apreciar éste tiene forma circunferencial y un cierto aire futurista, que ya veremos si termina marcando tendencia o no.

Pero vayamos por parte. En primer lugar sepan que se encuentra en la Laguna Garzón de Uruguay, y une las localidades de Rocha y Maldonado.

Iniciado en marzo de 2014, con cierto retraso fue inaugurado a primeros de 2016 y, coincidirán conmigo, resulta del todo imposible ignorar su singular silueta.

Construida su estructura y los pilotes sobre los que se apoya en hormigón armado, tiene un radio de cincuenta y uno coma cinco metros (51,5 m) y una longitud de trescientos veintitrés coma cuarenta y dos metros (323,42 m).

No es que la haya medido pues ya saben que no hace falta.

Lo estudiamos en el colegio y la longitud de una circunferencia, esa curva plana y cerrada en la que todos sus puntos están a igual distancia del centro, mide de perímetro “pi” veces su diámetro.

El ancho de la calzada es de cinco metros (5 m) y se puede cruzar en automóvil, motocicleta, bicicleta y a pie, ya que la zona peatonal tendrá protección contra el sol y la lluvia.

Y desde cualquier medio de locomoción, se puede disfrutar en su recorrido de una extraordinaria panorámica del paisaje.

Pero la circulación por él, por motivos de seguridad, es de un solo sentido en cada mitad del puente. Trato de decirles que no funciona como una rotonda aunque lo parezca, sino que en cada una de sus dos ramas se entra y se sale de las mismas, sin que se crucen ambos sentidos.

Lo que está bien por motivos de seguridad.

Además su trazado curvo obliga a reducir la velocidad previniendo posibles accidentes. Lo que está también bien por los mismos motivos que antes.

Y como se pueden imaginar, su construcción no ha estado exenta de polémicas.

Para empezar el proyecto de unir ambas orillas viene de lejos en el tiempo, pues se remonta nada menos que a mediados del pasado siglo XX. Sólo que por motivos varios, se fue retrasando su inicio y ejecución.

Desde los económicos, ha salido por más de once millones de dólares (11 000 000 $). Hasta la resistencia ofrecida por grupos preocupados por el impacto negativo de la obra sobre el ambiente.

Pasando por la protesta de la pequeña industria de balseros que suministraba servicios de transporte entre ambas orillas. Todos somos hijos de Dios y nos tenemos que ganar el pan de cada día.

Sin olvidarnos, por supuesto, de las exigencias técnicas del propio arquitecto, Rafael Viñoly, quien poco antes de entregarlo, el noviembre pasado, decidió rehacer las barandas del perímetro. No le terminaban de gustar.

Fueron ochocientos treinta metros (830 m) que hubo que hacer en acero galvanizado.

Bueno pues ya está, lo que les quería contar acerca del puente Laguna Garzón, que es como se le conoce, aunque tengo la impresión que no he acabado.

Le he comentado a un conocido que estaba escribiendo sobre él y me ha filtrado que en Dinamarca hay otro también de lo más original.

Está visto que con estas cosas pasan como con las cerezas. Nunca puedes coger una sola ya que suelen traer enganchadas a otras por el rabillo.

Pues no pasa nada, ¿qué problema hay? Nos las comemos también y problema resuelto.


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