jueves, 16 de junio de 2016

Cumpleaños de ‘Frankenstein’ (y 3)

Sí, con este verbo expreso la acción del fenómeno bioeléctrico, “revivirlo”.

Porque creo que nunca, 'Nunca digas nunca jamás', podremos saber si se trató de una resucitación o de una resurrección. Ya, ya. Estos dos prodigios no tienen nada que ver con lo que nos trae, lo sé.

Les ruego me perdonen. Es sólo una broma pseudocientífica, por si me entran al trapo. Y es cierto. Ni importan ni hacen al caso. Al menos por ahora.

Lo mollar es que una vez aclarada la somnolienta pesadilla, Mary supo que ya tenía el motivo inspirador para su relato macabro. Uno muy bueno.

Y en la mañana de ese 16 de junio, la joven se puso a pergeñar las primeras líneas de su relato. Uno que empezaría siendo sólo un cuento, pero que acabaría por convertirse en novela.

Y qué novela. Todo un hito de la literatura.

Mary Godwin y Frankenstein
Lo era por su temática, innovadora del todo. Y lo era por ser su autora quien era, una jovencita muy jovencita. No olvidemos que cuando Mary emprende su veraneo en el continente, era una burguesa británica de tan sólo dieciocho (18) años de edad.

Aunque cierto es que no se trataba de una joven al uso, ya saben quiénes eran sus padres.

Y así salió ella inquieta, libertaria y bohemia. Vamos, que a pesar de su corta edad, ya era amante del casado y reconocido poeta romántico Percy Shelley. En fin lo que se dice una avanzada en muchas cosas.

Y entre esas cosas, la que nos trae.

Mary Godwin fue la creadora de la novela gótica de terror Frankenstein o el moderno Prometeo. Una de las más célebres de la historia que, pasado el tiempo, dio origen al género de la ciencia ficción.

Y cuyas primeras líneas se escribieron tal día como hoy de hace doscientos (200) años, aunque en principio fue sólo un relato breve, un cuento; después creció acabando como lo que todos conocemos, una extraordinaria novela.

Un escrito que no vería la luz hasta 1818, tras algún que otro manuscrito intermedio editado por Percy Shelley, y en los que se puede apreciar la evolución literaria que experimentó el texto con el paso del tiempo.

Una vez editado, el original del libro se lo dedica a su amante: “A Lord Byron, del escritor”. A destacar cómo se obvia el sexo del autor; y es que no eran tiempos propicios aún, como para que una mujer firmara un texto.

De modo que la primera edición de 1818, no estaba firmada y se publicó de forma anónima. He leído que durante un tiempo, se especuló con que lo firmaría el propio Shelley, pero al final no fue así.

Sólo le escribió el prólogo.

Ya ven. Ni siquiera ellos, la “liga del incesto”, tan avanzados, lo vieron con buenos ojos.

Frankenstein y Mary Shelley
No fue hasta la versión francesa de 1821, y cuando la obra gozaba de bastante fama, que lo pudo firmar Mary, ya con el apellido Shelley.

No en vano, algo habían cambiado las costumbres sociales, y además ya estaban casados. Lo hicieron el 30 de diciembre de 1816. Para entonces ella estaba embarazada por segunda vez y la esposa de Percy se había suicidado.

Modernos, bohemios y avanzados, sí. Pero hay, según qué cosas y en según qué épocas, que no cambian.

Ya de la que va, y a propósito de los orígenes del monstruo del cuento de Mary, les debo contar algo.



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