Una longitud que recuperamos durante la noche, cuando nos tumbamos o mientras dormimos. Y es que entonces los discos intervertebrales se extienden, vuelven a su normalidad elástica, al no estar comprimidos por ninguna fuerza.
Así es como “ganamos” la altura perdida, eso sí, hasta el día siguiente que vuelve a repetirse el fenómeno.
Una variación por tanto debida, fundamentalmente y entre otros factores, al universal fenómeno de la gravedad y a la estructura y composición de nuestro organismo animal. Después volvemos sobre este punto.
Referencias bibliográficas
No, no se alarme, no va de nota “cultureta”. No llega a “la manita” la muestra que les ofrezco, tras una no muy exhaustiva revisión bibliográfica. En orden cronológico de publicación, he encontrado estas:
1) M.A. Adams, P. Dolan, W.C. Hutton, R.W. Porter, “Diurnal changes in spinal mechanics and their clinical significance,” Journal of Bone and Joint Surgery 72-B: 266-270, 1990.
En él se estudian los diferentes niveles de carga que actúan sobre la columna vertebral y cómo afectan al contenido de agua y la altura de los discos intervertebrales. Asimismo examinan los efectos de estos cambios en la mecánica de la columna vertebral, y su posible importancia clínica.
2) Michelle Lampl, “Further observations on diurnal variation in standing height,” Annals of Human Biology 19: 87-90, February 1992.
De su lectura se infiere que durante casi todo un año, el señor Lampl midió la altura de su hijo de trece (13) años de edad. En puridad lo hizo durante trescientos veinte ocho (328) días, dos (2) veces al día, media hora después de levantarse por la mañana y media hora antes de acostarse por la noche.
Y como resultado del experimento pudo determinar que, de media, su hijo era 0’98 ± 0’2 cm más bajo por la noche. O sea casi un centímetro (1 cm) ¿Amor científico y paternal?
3) En cualquier caso unos datos que se confirman en el libro de la divulgadora científica estadounidense K. C. Cole (1946), ‘El universo y la taza de té. Las matemáticas de la verdad y de la belleza,’ de 1999.
El profesor Lewin y la estatura del alumno
4) También lo toca en su libro ‘Por amor a la física, 2012’ escrito en colaboración con Warren Goldstein, el astrofísico y exprofesor emérito de física del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Walter Lewin (1936).
Ya les he traído a estos predios al genial profesor, por lo que no diré en esta ocasión ni pio de él. Pero sí que en esta obra trata el tema de la estatura humana, en vertical y en horizontal.
En sus páginas podemos leer que hizo el experimento en una de sus clases, ya saben que él es muy dado a esas “experiencias de cátedra”. De lo más recomendables. Buscar en el blog que algo hay. (Continuará)
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