Limitaciones más que evidentes para los expertos, y por supuesto el propio Newton, aunque en esa época, todo hay que decirlo, tampoco es que sus coetáneos le buscaran las cosquillas al genial y poco sociable científico.
Nadie osaba hacerlo. Era por aquel entonces don Isaac, todavía, mucho Newton. Un hombre de armas tomar.
Einstein vs Newton
Después, pasado el tiempo sí, por supuesto que sí. Así es como suele avanzar la ciencia la mayoría de las veces, destruyendo errores más que descubriendo verdades.
Sabido es que la ciencia se compone de errores que, a su vez, son los pasos hacia la verdad.
Unas enmiendas y composturas que las nuevas generaciones de científicos, de forma inexorable realizan, eso sí mostrando respeto a sus predecesores, a los grandes. Sirvan las palabras del mismo Einstein, a modo de ilustración de lo que les digo:
“Newton, perdóname, encontraste la única manera que era posible en tu época, para un hombre con los mayores poderes de pensamiento y creatividad.
Los conceptos que creaste guían nuestros pensamientos en física aún en nuestros días...”.
En realidad en el caso que nos trae no se trató de una destrucción de errores sino más bien de ampliación del marco de actuación.
Las leyes matemáticas de la mecánica que derivó Newton y que parecían la perfección misma, prácticamente lo eran pero para su tiempo y un determinado y limitado entorno espacial.
Aunque reemplazadas por la teoría de Einstein, las ecuaciones de Newton se siguen utilizando aún para calcular todos los movimientos cósmicos, menos los más extremos.
Guiaron nuestros pensamientos desde entonces y a nuestras naves espaciales en la actualidad. Les digo lo de las naves porque se me acaba de venir a la mente, mientras escribo esto a vuela tecla, la anécdota del astronauta, cuando dijo algo así como: “Ahora nuestro piloto es Sir Isaac Newton”.
Un magnífico fleco bloguero que dejo suelto por ahora, y es que tengo que volver al Die Grundlage der...
Unas enmiendas y composturas que las nuevas generaciones de científicos, de forma inexorable realizan, eso sí mostrando respeto a sus predecesores, a los grandes. Sirvan las palabras del mismo Einstein, a modo de ilustración de lo que les digo:
“Newton, perdóname, encontraste la única manera que era posible en tu época, para un hombre con los mayores poderes de pensamiento y creatividad.
Los conceptos que creaste guían nuestros pensamientos en física aún en nuestros días...”.
En realidad en el caso que nos trae no se trató de una destrucción de errores sino más bien de ampliación del marco de actuación.
Las leyes matemáticas de la mecánica que derivó Newton y que parecían la perfección misma, prácticamente lo eran pero para su tiempo y un determinado y limitado entorno espacial.
Aunque reemplazadas por la teoría de Einstein, las ecuaciones de Newton se siguen utilizando aún para calcular todos los movimientos cósmicos, menos los más extremos.
Guiaron nuestros pensamientos desde entonces y a nuestras naves espaciales en la actualidad. Les digo lo de las naves porque se me acaba de venir a la mente, mientras escribo esto a vuela tecla, la anécdota del astronauta, cuando dijo algo así como: “Ahora nuestro piloto es Sir Isaac Newton”.
Un magnífico fleco bloguero que dejo suelto por ahora, y es que tengo que volver al Die Grundlage der...
Die Grundlage der allgemeinen Relativitätstheorie. Manuscrito
Hace unas fechas -y a propósito de la observación de ondas gravitacionales del pasado 14 de septiembre de 2015, hecho que fue comunicado el 11 de febrero de 2016 por científicos de LIGO, Virgo y GEO600-, les escribí que nada más saberse la noticia del descubrimiento, la Universidad Hebrea de Jerusalén tiró de papeles y se marcó un tanto publicitario. (Continuará)
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