Después lo puso tumbado sobre la mesa -en una especie de medidor de pie casero pero a lo bestia, pues el cuerpo entero es el que hace de pie-, y lo volvió a medir.
Y anotó el valor en la pizarra: ciento ochenta y siete coma cinco centímetros con un error de más/menos cero un centímetro (187,5 ± 0,1 cm).
Es decir, cuando estaba tumbado, era dos coma tres centímetros (2,3 cm) más alto.
Un “aumento” de estatura entre las posiciones horizontal y vertical, que los conocimientos bachilleres de biología y física ya adelantaban.
Cuando estamos de pie, la fuerza gravitatoria comprime el tejido blando entre las vértebras de la columna vertebral, acortándola; mientras que cuando nos tumbamos, el tejido esponjoso se expande y la columna se estira. Elemental.
Ya. Dicho así es de lo más obvio pero, ¿quién cayó en el detalle? ¿Quién lo predijo? Pues como el mismo Lewin nos cuenta, nadie. Pero nadie, nadie.
Ni siquiera los científicos de la NASA previeron este efecto de variación de la estatura humana, a la hora de planificar las primeras misiones espaciales.
NASA y los trajes de astronautas que encogen
Como ya se estará imaginando, debido a la situación de ingravidez de los vuelos en órbita, el material esponjoso de los discos intervertebrales tiende a expansionar aún más que cuando estamos tumbados, dando como resultado un aumento de estatura de los astronautas.
Que es de lo que, nada más realizar los primeros vuelos, se quejaron. Bueno ellos lo que dijeron es que sus trajes les apretaban durante la misión, como si hubieran encogido mientras estaban en el espacio. Claro, ellos que sabían ¿Quién iba a pensar lo que pasaba en realidad?
Con posterioridad en la Skylab, la primera estación espacial estadounidense que orbitó alrededor de la Tierra entre 1973 y 1979, se pudo comprobar de manera empírica lo que nadie antes había pensado.
Las medidas tomadas a seis (6) astronautas, dieron como resultado que habían crecido alrededor de un tres por ciento (3 %). Lo que viene a ser algo más de cinco centímetros (5 cm) si se mide un metro ochenta (1,80 m) de estatura.
Lo digo por comparación con el estudiante voluntario de la clase del profesor Lewin que, de pie, medía 185,2 cm y tumbado 187,5 cm, es decir 2,3 cm más.
Ni que decirles que en la actualidad los trajes de los astronautas se fabrican con un margen adicional para tener en cuenta este crecimiento por la situación de ingravidez espacial.
Llegado a este punto, vuelvo a la ciencia bachillera para aclarar un poco más, desde los campos de la biología y la física, los términos, conceptos y fenómenos que han aparecido.
Y empezaré por el final ya que más arriba he introducido la situación de ingravidez espacial, que nunca deberemos confundir con el de ausencia de gravedad, ni con el de vacío. Se parecen pero no son lo mismo.
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