martes, 15 de marzo de 2016

El meteorito y el químico

O lo que es lo mismo CI1 Alais y Jöns Jacob Berzelius.

Del primero, casi seguro estoy que no ha oído hablar y del segundo, el químico sueco, espero que recuerde, al menos su nombre, de la química bachillera.

Porque es Berzelius quien desarrolló buena parte del sistema de notación química que en la actualidad utilizamos, y en el que a cada elemento químico, es decir a cada clase de átomo, se le representa con un símbolo. Ya sabe: hidrógeno, H; carbono, C; sodio, Na; nitrógeno, N; etcétera.

Propuesto el sistema en 1814, reemplazó a los originales símbolos alquímicos y a los utilizados con posterioridad en 1808 por John Dalton, cuando desarrolló su Teoría Atómica de la materia.

Dicho lo cual y para no seguir andando por las ramas, vamos a lo que hemos venido.

Tal día como hoy de hace doscientos diez (210) años, el 15 de marzo de 1806, en la pequeña aldea de Languedoc-Roussillon al sur de Francia, cayó del cielo un objeto de unos seis kilogramos (6 kg) de masa, que hoy conocemos como meteorito CI1 Alais.

Un cuerpo diferente a la mayoría de los conocidos hasta entonces, pues tenía la apariencia de barro solidificado y no pétreo-metálico. Además, al ser introducido en agua se disolvía despidiendo un olor muy parecido al de la arcilla.

Años después, en 1834, este meteorito fue analizado por Berzelius quien nos mostró por primera vez de forma empírica, que estos viajeros celestes podían contener materia orgánica, algunos de ellos incluso de una complejidad extraordinaria.

Vamos que les estoy hablando de una posible prueba de panspermia, a comienzos del siglo XIX. Y hasta aquí la efemérides. Pero claro, hemos calado algunos melones científicos. Unos bioquímicos y otros astronómicos.

Me refiero a lo del meteorito, la materia orgánica, la panspermia, etcétera.

Sin duda el 15 de marzo de 1806 fue uno de esos días que cuentan en el quehacer de las ciencias. (Continuará)


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