Veamos nuestra particular línea del tiempo de la televisión del siglo XX, y su relación con el ingeniero y físico escocés John Logie Baird que logró emitir esas famosas primeras imágenes en Londres, el 26 de enero de 1926.
Aunque la Primera Guerra Mundial (1914-1918) interrumpió su formación universitaria, Baird nunca se llegó a graduar, eso no fue óbice para que intentara satisfacer su curiosidad inventora.
Y a ese empeño contribuyó en buena medida su mala salud. Que le hizo no pasar el examen médico y ser declarado no apto para el servicio militar. Lo que dio vía libre a sus inquietudes tecnológicas.
En Hasting (1923)
Ya desde el invierno de 1922 se tiene documentación de los experimentos que, en relación con la televisión, nuestro hombre venía realizando. Sabemos que, aunque con escasos medios técnicos, en 1923 y por motivos de salud, se trasladó a un pequeño taller en Hasting, en la costa sur de Inglaterra. Allí construyó su primera televisión, si es que la podemos llamar así.
Utilizó para ello una sombrerera vieja, tijeras, agujas de coser, lentes del faro de una bicicleta, una caja de té vieja, lacre y pegamento. Y sin tregua, se puso a girar un disco de cartón ante el haz de luz. Lo hacía observando con atención, los dibujos luminosos producidos por su equipo casero.
Aparte de los útiles caseros Baird se valió de las mejoras que le hizo a la célula fotoeléctrica y al amplificador de vídeo de un modelo anterior. El mismo que entre 1902 y 1907 había desarrollado el científico e inventor alemán Arthur Korn (1870-1945), constructor de uno de los primeros circuitos útiles para transmitir imágenes.
No. Ya lo hemos comentado.
En puridad no se puede considerar a nuestro hombre como "el inventor de la televisión". Fueron muchas las contribuciones independientes que se hicieron antes y después, y muchos también los hombres que estuvieron detrás de ellas. Pero bueno, alguien tiene que ser.
El problema real con el que se enfrentaba en sus experimentos, como casi siempre en estos casos, era de naturaleza económica.
Nuevo patrocinador
Desesperado por la falta de financiación, el 27 de junio de 1923 puso un pequeño anuncio en The Times, que venía a decir algo así como: “Inventor de un aparato sin hilos, que permite ver imágenes transmitidas desde larga distancia, desea encontrar una persona que le ayude en su construcción e instalación”. ¿Qué me dicen? Transmitir imágenes a distancia, nada menos.
Bueno, pues aunque les resulte increíble hubo más de uno que se interesó por el negocio. Entre otros el editor de ‘Revista de Difusión', el Ingeniero Jefe de Investigación de la BBC y un tal Will Day, propietario de salas de cine. (Continuará)
Muy completa y calara la información, pero me gustaría que hubiera todos lo día una entrega. se me hace tener que esperar-
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