jueves, 21 de enero de 2016

¿Es lo mismo firma que rúbrica? (1)

Si siguen el blog con cierta asiduidad, es probable que vieran la pregunta que intitula la entrada, como comentario hace ya unos días. La hacían unos estudiantes (que no alumnos de ESO) y es de esas preguntas que me gustan.

Me gustan y mucho porque, no sólo demuestran curiosidad por saber en ellos (de ahí lo de estudiante), sino porque me hacen ver mi propia ignorancia.

No sé si es su caso pero quien escribe, a ciencia cierta, ignoraba la respuesta en el momento que leí la pregunta.

¿Es lo mismo, firma que rúbrica? ¿Qué creen, qué piensan, qué saben ustedes al respecto?

Tirando de diccionario
De nuevo me encuentro ante un enroque que se dilucidará, en buena medida, en mis ya más que nombrados diccionarios.

Esos que tengo repartidos en varias estanterías de casa porque, como seguro saben, existen tantos tipos de diccionarios diferentes, como usos y funciones necesitemos.

De estas obras de las que ya hemos comentado algo en este negro sobre blanco bloguero, decir que sus orígenes se remontan a más de cuarenta y cinco siglos atrás.

Es una opinión aceptada entre los estudiosos de estos asuntos, que varios textos cuneiformes encontrados en la Biblioteca de Asurbanipal, en Nínive, de alguna forma relacionaban palabras sumerias.

Es decir que los textos encontrados en Mesopotamia, bien podrían ser considerados los primeros diccionarios de la humanidad. Desde entonces, ya se lo pueden imaginar, como todo lo humano han evolucionado mucho.

Tanto en la forma como en el fondo.

Respecto a lo primero ya saben que no sólo se encuentran en la clásica forma de libro impreso, sino que está muy extendida la versión electrónica.

Y en cuanto al fondo, en la actualidad, gracias a estos listados de palabras ordenadas alfabéticamente que resultan ser los diccionarios, podemos saber casi todo de ellas.

Desde su significado, definición y etimología. Hasta su ortografía, separación silábica y forma gramatical. Pasando por sus sinónimos y antónimos y, en el caso de algunos idiomas, hasta su pronunciación.

Lo dicho, casi todo.

Por último, no me puede resistir a finalizar este apartado con una “nota cultureta”. El campo de conocimiento aplicado al lenguaje, y encargado entre otras tareas de elaborar diccionarios, se le conoce como lexicografía.

Dicho lo cual, vayamos a lo que nos trae ¿Es lo mismo firma qué rúbrica? Al no tener un criterio más exigente por el que empezar la respuesta, lo hago con el socorrido orden alfabético.

Vayamos con firma
Por uno de los diccionarios sé ahora que, desde el campo de la etimología, la palabra procede del latín, del verbo firmare (asegurar, volver firme y seguro), que a su vez lo hace del adjetivo firmus (que no se mueve, sólido).

Es decir que la palabra, hablada o escrita que dé uno, debe ser inamovible como firme ha ser su firma.

Ni una ni otra se pueden retirar una vez emitidas. Bueno, mejor dicho, se deben. Porque retirar se retiran.


Y por otro, ahora sé también que, según una de las acepciones, firma es:

    1. Autógrafo formado generalmente por el nombre, el apellido y una rúbrica, que se hace en un documento para darle conformidad o validez. (Continuará)


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