Para no perderme en la explicación y de camino no cansarles a ustedes, les pongo un par de ejemplos cinematográficos. Curiosamente ambos pertenecen al género de ciencia ficción, rozan la mitología y la ciencia y, claro, a la creencia filosófica.
El primer ejemplo es la película Avatar, 2009. El segundo en realidad es una saga, pues me refiero a la serie Star Wars o La guerra de las galaxias, iniciada en 1977. Cine, cine, cine. Veamos.
Avatar, panteista
Hace tan solo unas semanas la volvieron a ofrecer en una de las cadenas privadas de televisión.Escrita, producida y dirigida por el canadiense James Cameron (1954), su trama gira alrededor de la visión panteísta que de la vida y la naturaleza, tienen los habitantes del planeta donde se desarrolla la historia.
Porque lo cierto es que en Avatar se hace una apología, por desgracia barata, de un panteísmo, desgraciadamente, estulto.
La película es la exhibición de una credulidad en la que Dios es sinónimo de Naturaleza, y que viene aderezada de sus buenas dosis de sentimentalismo sensiblero y espiritualismo ecológico.
Una opción panteísta que fue muy bien recibida por millones de espectadores en todo el mundo, que prefieren un espiritualismo ligado al culto de la naturaleza, en vez de los dogmas de las religiones monoteístas.
Ésa es la religión panteísta de Pandora, cuerpo celeste donde tiene lugar la película. Por si no la recuerdan les pongo en antecedentes.
Pandora y Polifemo
Está ambientada en el año 2154 y los hechos transcurren en Pandora, un satélite natural de los catorce (14) que tiene el planeta Polifemo, un gigante gaseoso del sistema de estrellas Alfa Centauri. Tres objetos celestes -satélite, planeta y estrella- sobre los que convendría hacer un par de puntualizaciones.
De la luna Pandora, donde transcurre la acción, decir que es un mundo ficticio de una gran exuberancia tanto animal como vegetal, pero que resulta extraño y hostil al hombre.
Su nombre, etimológicamente hablando, y según el autor al que nos refiramos, tiene diversos significados. Mientras unos lo asocian con el de “regalo de todos”, otros lo hacen con el de “la que da todo”.
Como ven, ambos, muy en la línea panteísta del Dios-Todo.
Pero tampoco faltan los que lo asocian con la primera mujer. Aquella que por orden de Zeus, fue hecha para introducir los males en la vida de los hombres.
Una precursora griega de la Eva bíblica pues ambas -Eva y Pandora, Pandora y Eva-, traen la desgracia a la humanidad. Qué cosas tan horribles nos dicen la mitología y la Biblia.
Bueno, pues Pandora se llama el mundo de Avatar, qué me dicen.
¿Una metáfora panteísta? ¿Es el mito de Pandora la justificación teológica de la presencia de fuerzas oscuras en el mundo humano? Ahí lo dejo.
Y del planeta, comentarles un par de detalles curiosos.
Uno mitológico. Su nombre, Polifemo, es el del más famoso de los cíclopes y se suele representar como un gigante barbudo, con un solo ojo en la frente y las orejas puntiagudas de un sátiro. Ya saben.
El otro es astronómico. Polifemo, curiosamente, orbita casi a la misma distancia que la Tierra lo hace del Sol, es decir a una distancia media de ciento cuarenta y nueve coma seis millones de kilómetros (149 600 000 km).
O lo que es lo mismo, a una unidad astronómica (1 ua), o cero coma, cero, cero, cero, cero, uno, cinco, dos años-luz (0,000 015 2 al).
Y quizás por esta semejanza espacial, entre otras, está habitado por una raza humanoide, los Na'vi, con la que los humanos mantienen un conflicto de intereses. Cosa nada rara por cierto, estando de por medio el homo sapiens. (Continuará)
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