Una. Que el número de espermatozoides con movilidad sea inferior al treinta y dos por ciento (32 %). Dos, que el número total de espermatozoides móviles en el eyaculado sea inferior al cuarenta por ciento (40%).
Naturalmente estamos ante una alteración que puede suponer un problema de fertilidad, ya que su existencia podría impedir que los espermatozoides fecundaran al óvulo de forma natural.
Se lo dije hace unos días. Los espermatozoides tienen, algo así como, la mitad de la culpa de todo.
Pero no por ello debemos ponernos existencialistas. Algo se podrá hacer para frenar la infertilidad masculina. Algo, digo yo.
Sí, por supuesto que algo se puede hacer, pero seamos prudentes. Que no todo el monte es orégano y no todo se puede hacer y creer.
Por ejemplo no podemos creernos todo lo que nos dicen pues, también en este asunto, coexisten realidad y ficción. Ciencias y mitos. Pruebas y timos.
Ciencia y falsa ciencia
Y si bien es cierto que existen factores (físicos, químicos, biológicos) de los que benefician o perjudican a la calidad del semen, no es menos cierto que no todos estos efectos tienen una base empírica que lo sustenten.Hay mucho bulo y leyenda suelta.
En lo que sí parece haber consenso científico es en el hecho de que la salud del esperma depende del tipo de dieta que lleve el hombre.
De modo que hay sustancias que resultan fundamentales para la salud de los espermatozoides, tanto a favor de ella, como en contra, o como ninguna de las dos. Les traigo media docena larga.
1. El DHA es bueno para el poder fecundador del semen. Es decir el ácido docosahexaenoico, también conocido como ácido cervónico y abreviadamente DHA (de su nombre en inglés docosa-hexaenoic-acid); en esencia un ácido carboxílico de fórmula química C22H32O2.
Se trata de un ácido graso esencial poliinsaturado de la serie omega-3, que se encuentra en el aceite de pescado (el salmón) y en algunas algas, y que de acuerdo con ciertas investigaciones influye en el éxito fecundador de los espermatozoides.
Una influencia que ejerce actuando en diferentes frentes. Desde el de mejorar la fluidez del semen y la movilidad de los espermatozoides.
Hasta el de cambiar la morfología del espermatozoide, y más en concreto la forma del acrosoma haciéndolo más cónico. Una forma que dinámicamente favorecerá su taladradora entrada al óvulo, que es de lo que se trata.
El acrosoma es una especie de casco, una estructura oval que va desde el extremo hasta la mitad de la cabeza del espermatozoide.
Y dentro de ella hay compuestos químicos que permiten que el espermatozoide, perfore la pared del óvulo para fecundarlo.
Trabaje, sí, pero seguro.
2. La ingesta leche no influye. A pesar de las asociaciones que a muchos de nosotros, con mayor o menor fundamento científico, se nos puedan ocurrir, está demostrado que la leche no influye en absoluto en la calidad del semen.
Leche entendida biológicamente como ese líquido blanco que segregan las mamas de las hembras de los mamíferos para alimentar a sus crías.
Y que desde el punto de vista químico, es una disolución de diferentes sustancias químicas: caseína, lactosa, sales inorgánicas, glóbulos de grasa suspendidos, etcétera.
Así que no se vuelvan locos con ella, por mucho que les digan. Su ingesta tiene sus ventajas, pero no van precisamente en esta dirección espermática. (Continuará)
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