martes, 24 de noviembre de 2015

Hidróxidos y Goethe (1)

Los hidróxidos, un grupo de compuestos químicos formados por un metal, u otro catión, y uno o varios aniones hidroxilos u oxhidrilo,

Fe3+ + H2O → Fe(OH)2+ + H+

Fe3+ + 2 H2O → Fe(OH)2+ + 2 H+

Fe3+ + 3 H2O → Fe(OH)+ 3 H+

Los hidróxidos unos compuestos químicos bastante corrosivos.

Y que una vez formados pasan a estar en suspensión en el agua y terminan siendo expulsados de las tuberías de las fuentes, junto con el chorro de agua.

Un agua que cae, pues allí donde llegue; por ejemplo sobre la piedra de las esculturas de cualquier conjunto patrimonial.

Doble acción química: corrosión
Y aquí es cuando entra el segundo de los motivos de acción química nombrados. El primero, el de purificación del agua y el segundo, el de corrosión de la piedra.

Porque hay que decir que dichos hidróxidos, no solo aportan ese antiestético color amarillo-anaranjado-ocre, sino que terminan siendo un producto de corrosión de la superficie sobre la que se depositan.

De la superficie casi de cualquier material, solo es cuestión de tiempo. Como la hierba, los árboles, las farolas, las señales de tráfico o la piedra caliza de las fuentes o de las muchachas de Los Remedios.

Unos hidróxidos que tienen un nombre literario, pues se les conocen como goethita.

Goethita de Goethe
A modo de pequeño apunte químico les diré que el más estable de estos hidróxidos se encuentra también en un mineral de nombre literario, es decir que es un epónimo científico.

Epónimo porque eponimia es como se llama esta costumbre, casi tan antigua como el hombre, por la que el nombre de una persona o de un lugar sirve para designar un pueblo, una época, una enfermedad, una unidad, lo que sea.

Una costumbre que hoy día es frecuente en las ciencias. Como el caso que nos trae.

El mineral se llama goethita, en honor del alemán Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), conocido y reconocido por todos como un genial poeta, novelista y dramaturgo, además de ser uno de los fundadores del romanticismo.

Unas facetas por tanto, en las que no entraremos.

Pero lo que no todos saben es que Goethe fue también un científico.

Un científico algo peculiar. A su manera, sí, pero un científico. Y de esta faceta sí les comentaré algo. Se trata de un nexo entre ciencias y literatura que es demasiado bueno como para dejarlo pasar de largo.

Para empezar ya tenemos el epónimo: de Goethe, goethita. Como de Américo Vespucio, el marino, es América el continente; y de Cristóbal Colón, el navegante, es Colombia el país sudamericano.

O trasladado el campo científico, del químico británico John Dalton es la enfermedad de la vista daltonismo; y de Luigi Galvani, el científico italiano, es el proceso de galvanización.

Y volviendo al epónimo, gohetita, añadir que se trata de un compuesto químico de nombre IUPAC óxihidróxido de hierro (III), de fórmula α-FeO(OH), con un contenido del sesenta y tres por ciento (63 %) en hierro, si bien se puede encontrar hasta un cinco por ciento (5 %) de manganeso.

Y con un color característico entre amarillento y marrón. El mismo que se puede ver sobre la piedra de los monumentos ya citadas.


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