Youyou Tu
Ella es la científica china Youyou Tu (1930), reciente Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 2015 que comparte con el dúo formado por, el científico irlandés William Cecil Campbell (1930) y el bioquímico japonés Satoshi Omura (1935).Un Nobel dedicado a reconocer los progresos realizados en la lucha contra las infecciones producidas tanto por los parásitos como por la malaria.
Unos avances que, todo apunta, serán cruciales para combatir esas enfermedades que, durante milenios han asolado a la Humanidad y, aún hoy, constituyen uno de los problemas sanitarios globales más graves del mundo.
Avances protagonizados por ellos, Campbell y Omura, al descubrir una nueva terapia contra las infecciones de nematodos, mediante el uso de un nuevo fármaco, la Avermectina.
Con él se ha logrado reducir de forma radical la incidencia de la oncocercosis o ceguera de los ríos y la filariasis linfática o elefantiasis, además de mostrar una eficacia parcial contra otras enfermedades parasitarias.
Y también por ella, por Tu. Quien ha desarrollado un tratamiento novedoso contra la malaria, descubriendo la Artemisina, una droga que ha reducido de manera muy significativa la mortalidad causada por ella.
Es decir que son dos vías de investigación bien diferenciadas y dos equipos humanos diferentes: uno constituido por dos componentes masculinos y otro individual y femenino.
Compartido pero menos
Pues bien, los galardonados recibirán dentro de unas semanas y como todos sabemos: un diploma acreditativo, una medalla de oro y una dotación económica de ocho millones de coronas suecas (8 000 000 kr), unos ochocientos setenta y cuatro mil euros (874 000 €).Un montante que no se repartirán en dos mitades una para cada vía de investigación y equipo. O sea una para ella y otra para ellos. No. No se repartirá así, sino que se harán tres partes.
Que no digo que esté ni bien ni mal. Sólo apunto a que no siempre se ha hecho así, sobre todo cuando ha estado una mujer de por medio.
Claro que la presencia femenina, en esto de los reconocimientos científicos, siempre ha pecado de algo. Por ejemplo de escasa presencia de la mujer en ellos.
Creo que contando con el de Youyou, me corrigen si he echado mal las cuentas, las mujeres tan sólo han recibido el tres por ciento (3 %) de estos galardones en disciplinas científicas a lo largo de la historia.
Y por ejemplo, en la actualidad en España, sólo el dieciocho por ciento (18 %) de los premios científicos nacionales se otorgan a mujeres.
¿Sesgos por cuestión de género? Quizás.
Pero también podría ser una casualidad. Ya, ya. Pero saben lo que pienso de las casualidades: sencillamente no existen.
A estas alturas de la película, pocos, muy pocos, pueden negar la evidencia.
Existe un sesgo valorativo cuando se trata de juzgar los méritos de la mujer frente a los del hombre.
Un sesgo relacionado tanto con la personalidad de los componentes del jurado (lo pueden formar mujeres y hombres), como con la naturaleza del propio premio (han de saber que se crean premios específicos y exclusivos para mujeres científicas). Dos líneas que quedan abiertas para el análisis.
Y aquí quedó. Enrocada la nueva y poco conocida Nobel de Medicina, pasemos al también Nobel de Medicina, no tan nuevo pero, por desgracia, tristemente conocido T. Hunt.
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