Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el refrán, y es probable que sea cierto. Y como tarde llega, eso es seguro, espero que la dicha sea al menos, la mitad de buena de lo que me gustaría que fuera.
Sin entrar en detalles por ahora, no estamos más que empezando, sirva la expresión de manzanas árticas que intitula la pregunta de la entrada: uno, como sinónimo de “manzanas hermosas” y, dos, como nombre comercial de estos bellos ejemplares de pulpa blanca, que no pardearán cuando los pelemos, por ejemplo, para una macedonia.
Un tipo de manzana, las árticas, que por lo publicado, a no mucho tardar tendremos en los mercados listos para el consumo. Bueno, lo de tener es una forma de hablar. En realidad las manzanas árticas estarán o no, según a qué mercados nos refiramos.
Porque de entrada estarán disponibles en los estadounidenses, mas no en los europeos, donde la legislación es muy estricta con los productos transgénicos.
Y es que han de saber que la ártica es una variación transgénica, un alimento modificado genéticamente sobre el que la Unión Europea tiene un mal “yu-yu” y perdonen el palabro, pero es así. De hecho lo descalifica como un engendro contrario a los designios de la naturaleza. Qué me dicen.
Pero no sólo de ella, también piensa lo mismo de las patatas innatas. Otro alimento transgénico de aspecto sano y salutífero ya que, por ejemplo, contendrá menos acrilamida cancerígena, una vez que la hayamos frito. Con lo mala que es para la salud, la referida amida.
¿Por qué en EEU sí y en Europa no?
Es lo que me imagino se estará preguntando ¿Cómo es posible esta disparidad de criterio, a un lado y otro del océano, respecto a un asunto tan serio? Pues la respuesta es simple a la vez que compleja, como suelen ser otras acerca relacionadas con lo que hacemos los humanos. Verán por qué.Por si no lo saben, y para que conste, estas manzanas y patatas que por ahora no llegarán a Europa, han superado todas las pruebas y controles ambientales y sanitarios de las agencias de Estados Unidos. Que dicho sea de paso son los más exigentes del mundo desde el punto de vista científico.
Es más, en el 2014, el Departamento de Agricultura estadounidense les dio el visto bueno como productos inocuos para otros cultivos y el ambiente, y la Food and Drug Administration (FDA), algo así como la agencia de seguridad alimentaria de este país, los acaba de declarar aptos para el consumo humano.
Sin embargo, en la vieja Europa, no piensan igual sobre estas nuevas variedades transgénicas. Ella, por ahora, les da la espalda. Una disparidad que no deja de ser curiosa aunque, lo realmente sorprendente, es la razón por lo que lo hace.
El problema de la Unión Europea con los alimentos modificados genéticamente no es de naturaleza científica, sino de creencia o peor aún de credulidad.
Resulta que la legislación europea, para aprobar estos productos, no está basada tanto en los argumentos científicos (los únicos a tener en cuenta), como en consideraciones y prejuicios de conveniencia, probablemente política. Ya ven qué diferentes y contradictorios somos los humanos.
Pero dejemos para más adelante este aspecto, y centrémonos en uno más científico. Después de lo que hemos dedicado al asunto de la oxidación manzanera cuando la troceamos, pelamos, cortamos, mordemos, etcétera, ¿cómo es posible que las manzanas árticas no pardeen?
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