viernes, 22 de mayo de 2015

Diferenciando ADN y el ‘equus quagga’

El primero de ellos un prontuario comparativo entre ADN. El segundo, una ampliación a esas primeras reconstrucciones del material genético de un animal extinto a través de sus fósiles, de la que les hablaba ayer.

En concreto les contaré algo del animal que los aportó, me refiero a los fósiles, el Equus quagga, quagga. Un equino ya desaparecido. Una especie de cebra para entendernos.

Y voy con el primer apunte.

Diferenciando ADN nuclear del mitocondrial
Sin ánimo de agotar el tema, es tan solo un prontuario, les presento una comparativa diferenciadora en cuatro (4) puntos, centrándome en los aspectos particulares de ubicación y estructura:

   1. El ADN nuclear se encuentra dentro del núcleo de las células eucariotas y tiene generalmente dos (2) copias por célula.

En su caso, el ADN mitocondrial se encuentra en las mitocondrias y contiene entre cien y mil (100-1000) copias por célula.

   2. La estructura del ADN nuclear es lineal, con extremos abiertos, e incluye cuarenta y seis (46) cromosomas que contienen unos tres mil millones (3 000 000 000) de nucleótidos.

Por el contrario, el ADN mitocondrial presenta estructuras circulares, y contiene dieciséis mil quinientos sesenta y nueve (16 569) nucleótidos.

   3. El ADN nuclear es diploide, pues hereda el ADN de la madre y el padre; mientras que el ADN mitocondrial es haploide, pues proceden únicamente de la madre.

   4. La tasa de mutación del ADN nuclear es menor al cero coma tres por ciento (0,3%), mientras que la de ADN mitocondrial es, por lo general, bastante más alta.

Equus quagga, quagga
Y ahora vamos con el equino desaparecido. El cuaga o quagga, una subespecie extinta de cebra común. El único animal extinto cuyo ADN ha sido extraído, secuenciado y estudiado en su totalidad, en este caso, a partir de su piel momificada.

Y sin duda alguna se ha podido probar que el quagga era una subespecie de la cebra de planicie, que se definió como raza entre ciento veinte mil y doscientos noventa mil (120 000 - 290 000) años atrás.

En tan buenas condiciones se ha conservado la piel del quagga, que la disponibilidad de su ADN permite plantearse el poder clonarlos. Una idea que, hasta donde sé, no se ha llegado a realizar. Hasta donde sé, digo.

Lo que sí me consta que está en marcha desde 1987, es la formación de “nuevos” cuagas, a partir de cebras de planicie del Parque Nacional Etosha de Namibia.

Se le conoce como Proyecto Quagga y consiste en un proceso de cría selectiva, que potencia las cualidades más afines al extinto cuaga en cada generación.

A partir de unos doscientos cinco (205) ejemplares se seleccionaron nueve (9) y el proceso continua desde entonces en Vrolijkheid, cerca de Robertson, Sudáfrica.

¿Reconstruyendo a Cervantes?
Se lo decía hace unos días. No fue Cervantes un hombre afortunado en vida, y tampoco parece que lo vaya a ser de muerto. Ya saben, el asunto de la carencia de ADN.

Por su causa, él no podrá ser como otros personajes de la historia humana, de los que la ciencia ha podido confirmar dónde se encuentran sus restos.

Es más, aunque le parezca increíble, de algunos asuntos, casi sabemos más del hombre de neandertal que de Cervantes. Y no les exagero ni un pelo con raíz. (Continuará)





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