Con volver les amenazaba hace ahora unas tres semanas, cuando les ofrecía el doodle de la Torre Eiffel. Pues ya estoy aquí, aunque con un día retraso.
Lo sé, cómo no voy a saberlo, pero es que no tenía claro si enrocar el tema o no. Y es que a veces me asaltan estas dudas tontas. Pero bueno lo he hecho y lo que terminó por decidirme fue la posibilidad de estrenar categoría doodlera: la de Bestiario paranormal.
No en vano se cumplen en estos días, los ochenta y un (81) años de la primera fotografía del mítico monstruo; la aparente evidencia que desató la leyenda del lago Ness y su inefable Nessie.
A quien, cómo no será la cosa de importante y yo sin darme cuenta, el buscador Google lo hizo protagonista, ayer martes 21 de abril, de un doodle.
Con él dice celebrar la aparición de la foto, que inicia la fábula de esta supuesta criatura habitante en un lago de las Tierras Altas de Escocia.
Una fotografía que, supuestamente, fue realizada el 19 de abril de 1934 por el cirujano R. K. Wilson, y en la que se ve una enorme criatura de cuello largo, como saliendo del agua en medio de la niebla.
Aunque tachada de falsa desde el principio, ese detalle poco importó, la imagen fue difundida por todo el mundo. Si se piensa, así es como nacen los mitos y leyendas, sin necesidad de demostrar que son ciertos.
O mejor dicho, gracias a que tienen poca o ninguna verosimilitud.
Un monstruo que por cierto, anda de capa caída en los últimos años. Resulta que ya nadie lo ve, ni habla de él. Es como si se lo hubiera tragado el propio lago.
Lo que no ha sido óbice para que sea protagonista de este doodle, que yo les enroco con retraso y Google le dedica, aunque eso sí con cierta dosis de humor con respecto a un origen.
Lo muestran como una máquina rudimentaria hecha y llevada por extraterrestres.
No sé qué será peor, si mi dubitativo retardo o la retranca googlera.
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