Es la pregunta que, medio en broma a unos y medio en serio a otros, se le viene a la cabeza a la mayoría de nosotros. Si la caja es indestructible, ¿por qué no se fabrica el avión igual?
Si bien la respuesta es una lógica aplastante, sin entrar en detalles, les dejo un par de razones.
Una. Si el avión estuviera construido de las mismas sustancia químicas que la caja, sencillamente no podría volar dada su alta densidad.
Otra. Aunque lo hiciera, que no podría, en caso de accidente un fuselaje tan rígido no sería el deseable. Su falta de elasticidad frenaría tan en seco el avión que, en caso de aterrizaje de emergencia, los pasajeros se convertirían en pulpa.
No le dé más vueltas. Los materiales de los que están hechos los aviones son los más adecuados y posibles por ahora. Es cierto que acaban prácticamente destrozados tras el accidente, pero es gracias a ello, a que absorben en gran medida la energía del choque, que buena parte de las personas sobrevivan.
En cualquier caso se sigue investigando para hallar ese material ideal por resistencia, densidad y factibilidad económica, que permita incorporarlo en la fabricación de aviones a gran escala.
Y no me he olvidado, ¿qué ocurre si cae al mar?
¿Y si cae al mar?
Una circunstancia que sucede con cierta frecuencia. En estos casos la caja desaparece de la vista, y de nada sirven ni su llamativo color ni las bandas reflectantes ¿Qué hacer entonces? Pues está pensado. En teoría su localización se puede llevar a cabo, gracias a que emite algún tipo de luz o sonido. Todas las cajas negras llevan en la actualidad incorporada una radiobaliza de localización submarina.
Funciona emitiendo un pulso de ultrasonido que puede ser captado por un sonar. Y lo puede hacer durante todo un (1) mes, gracias a una fuente de alimentación que lleva de 115 V (AC) o 28 V (DC).
La batería tiene una vida útil de seis (6) años y la frecuencia de la señal puede ser detectada desde una distancia de unos de cinco mil metros (5000 m).
Naturalmente, antes de ser ensambladas en el avión, se las somete a numerosas pruebas de impacto, presión, aplastamiento, ignición, etcétera, que tienen que pasar con éxito.
¿Cuántas son y cómo funcionan?
Desde la década de los años sesenta del siglo pasado, las líneas aéreas están obligadas a llevar en todos los aviones comerciales dos (2) cajas negras.Una conocida como FDR (flight data recorder) o grabación de datos de vuelo. En ella se registran hasta sesenta (60) parámetros técnicos del vuelo como: posición, velocidad, dirección, altitud, trayectoria, presión, temperatura, estado de los motores, nivel, turbulencias y toda aquella información que se suscite durante el mismo.
Resaltar que se registran la totalidad de los datos de vuelo.
Y otra conocida como CVR (cockpit voice recorder) o grabación de voces. Recoge tanto las conversaciones de cabina, entre los pilotos, como la de éstos con los controladores, y otros ruidos de distintas procedencias.
Esta caja precisamente es la única que por ahora se ha encontrado, en el desgraciado accidente del avión de Germanwings, de hace unos días. Y, a diferencia de la FDR, el sistema de grabación de voz funciona de otra forma.
Sólo quedan registrados los últimos minutos, treinta (30 min) o ciento veinte (2 h) si el sistema es digital, de comunicación entre los pilotos y de éstos con los controladores aéreos. Se trata de un sistema sin fin que graba sobre sí mismo, cada cierto periodo de tiempo.
Para ello se utilizan dos tipos de tecnologías: de banda magnética, ya en desuso; y de memoria electrónica, algo parecido a las tarjetas Flash SDD de las cámaras fotográficas digitales, para que se haga una idea. Ésta es la que llevaba instalada el avión siniestrado.
Las cajas negras más recientes, graban también el sonido de voz de toda la cabina de los pasajeros. (Continuará)
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