jueves, 15 de enero de 2015

Ciencia y número trece

(Continuación) Matemáticamente un número natural (N) es todo aquél que pertenece a la serie N = {0,1,2,3,4,...} formada por todos los números que, a partir del cero (o ausencia de elemento), el uno inicia y sin término medio.

Trece es el número natural que sigue al doce y precede al catorce, siendo su ordinal decimotercero/a y su partitivo treceavo/a, unos término que conviene no confundir.

Un número el de marras que, desde el punto de vista aritmético, tiene unas propiedades que quizás haya utilizado en algún momento.

Una es que su cuadrado es 169, como el de 12 es 144 y el de 15 es 225.

Otra propiedad aritmética es que 13 es el sexto número primo (P), después del once y antes del diecisiete, la serie es: 2, 3, 5, 7, 11, 13, 17,...´

Estotra es que se trata del octavo término de la sucesión de Fibonacci, después del ocho y antes del veintiuno, recuerden: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377,...

Como seguro habrá recordado, la de Fibonacci es una sucesión infinita de números naturales que comienza con los números 1 y 1, y a partir de estos, cada término es la suma de los dos anteriores.

Puede comprobarlo: 1+1 = 2 ; 1+2=3; 2+3=5; 3+5=8 ; 5+8=13; ...

La importancia de esta sucesión radica en que tiene numerosas aplicaciones en computación, matemáticas y teoría de juegos.

También aparece en numerosas configuraciones biológicas: en las ramas de los árboles, en la disposición de las hojas en el tallo, en la flora de la alcachofa, en las inflorescencias del brécol romanescu y en el arreglo de un cono.

A los elementos de esta sucesión se les llama números de Fibonacci y fue descrita por Leonardo de Pisa, matemático italiano del siglo XIII también conocido como Fibonacci.

Por cierto, y a propósito de los dos números 1 que encabezan la sucesión, dice una leyenda que todo empezó con una pareja de conejos. Sí, de esos animales que dicen que poseer una pata suya trae buena suerte.

¿Es cierto que poseer una pata de conejo proporciona buena suerte? De ser así, ¿de qué patas se trataría: de las delanteras o de las traseras? ¿Y del lado derecho o del izquierdo?

Por otro lado ¿Por qué es un amuleto que trae buena suerte y no mala? ¿Desde cuándo lo hacen?

Bien, una vez abierta esta nueva engañifa fetichera, por si alguien la quiere desarrollar, vuelvo a la superchería del número.

El temor al trece (13), que incluso tiene un par de nombres, algo difíciles de pronunciar por cierto: triscaidecafobia o trezidavofobia.

Triscaidecafobia o trezidavofobia
El primer palabro, etimológicamente hablando, viene a significar miedo (fobia) al trece (triscaideca).

Se trata de una superstición basada en el miedo irracional y desproporcionado a este número que, hasta cierto punto, parece estar arraigada en determinados sectores sociales.

Por ejemplo se dice que en muchos rascacielos del mundo el ascensor salta de la planta 12 a la 14. O que en numerosos hoteles y hospitales no hay habitaciones con el número 13. Y que incluso hay líneas aéreas que evitan utilizar el 13 en su numeración.

Pero esto yo no lo sé. Les confieso que me da pereza comprobar estos dimes y diretes, sobre una más que suspecta mala suerte asociada a un gato negro o a un número, ya de la que va, el trece.

Prefiero antes que eso averiguar, es un decir, si existe la mala suerte o no. Y de ser así, si la mala suerte se puede medir ¿Puede influir en nuestra suerte que se nos cruce un gato negro por ejemplo?

¿Tiene base científica la Triscaidecafobia o Trezidavofobia?


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