No hace mucho, un atento seguidor me escribía pidiendo respuesta para la entrada Pasatiempos. 72, de febrero de 2011, y que quien escribe, en su dispersión bloguera, había dejado sin publicar.
En él se hacían dos preguntas:
a) ¿Cuál es la probabilidad de que no exista un ser omnipotente que pueda crear una piedra tan pesada que él mismo no pueda levantarla?
b) ¿Cuál es la probabilidad de que un ser omnipotente que pueda crear una piedra tan pesada que él mismo no pueda levantarla?
Con la presentación de mis disculpas, dejo para debate público la respuesta que apareció en un solucionario de pruebas de selectividad:
Problema 3
Para que un problema de cálculo de probabilidades pueda ser enfocado y resuelto, es necesario que se pueda delimitar con claridad un espacio muestral, identificar el suceso cuya probabilidad se desea obtener y que exista un criterio para discernir cuándo ese suceso ocurre y cuándo no ocurre. Estas condiciones quedan lejos de darse en el presente enunciado.
La pregunta parece más propia para promover una discusión bizantina (al estilo de "cuál es el sexo de los ángeles") que para ser propuesta como problema de probabilidad.
No podemos hacer otra cosa que mostrar nuestra perplejidad ante la falta de seriedad que supone su inclusión en una prueba en la que tanto se juegan los estudiantes.
(Si tenemos en cuenta que, además, el enunciado del problema es erróneo, nos tememos que la situación en la que se encontraron los alumnos que sufrieron esta prueba pudo ser dramática).
Ya me dirán que les parece la solución editorial a la paradoja de la omnipotencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario