martes, 21 de octubre de 2014

Nuevas voces del Diccionario de la Lengua Española, 2014


Aunque nuevo en su edición, sus principales novedades siguen manteniendo una terna de objetivos ya clásica, las de enriquecer, modernizar y hacer más coherente al Diccionario.

Si bien tiene a mi entender, otra terna, también, de características a resaltar. A saber. Una. No será el último que se edite en papel. Seguirá habiendo por ahora versiones en ambos soportes, impreso y digital.

Dos. Pero sí será el último que aparezca, antes en papel que en versión electrónica. Es decir que el siguiente saldrá primero digitalmente y, después, se hará alguna versión impresa. Pocos dudan a estas alturas de la película, que el futuro de los repertorios lexicográficos es digital.

Remedando al clásico, digital ma non troppo.

Y tres. Hasta el momento, esto es incuestionable, se trata del más panhispánico de todos los diccionarios que en el mundo han sido. Las cifras hablan por sí solas. Diecinueve mil (19 000) de sus casi doscientas mil (200 000) acepciones son americanismos. Casi un diez por ciento (10 %).

Lejos queda ya, y mucho ha llovido desde entonces, el día en el que el sevillano Elio Antonio de Nebrija o Lebrija (1441-1522), a finales del siglo XV, incluyera en su vocabulario hispanolatino la primera palabra americana del castellano, canoa.

Si el futuro del léxico es digital, les decía, ahora les aventuro que el futuro del español es americano.

Y puesto que en asuntos de léxico manda la voz de la calle. Son quienes utilizan la lengua sus auténticos soberanos. Y es tan el alto número de hispanos parlantes que somos, no es de extrañar que no sean pocos los términos y acepciones, que han aparecido en esta nueva edición. Vayamos por campos.


Desde la política, la economía, la ciencia y la medicina
Desde la primera de ellas destaca intervencionismo, término que habla de la tendencia de los poderes públicos a intervenir en asuntos que competen a la sociedad civil, especialmente en el ámbito económico.

Y desde el segundo: mileurista, de origen español, euríbor y prima de riesgo. No hay dudas de que el DRAE se amolda a la crisis y los nuevos tiempos.

De los demás existen nuevas entradas como amniocentesis, anisakis, ciclogénesis, serendipia, antiarrugas o bótox; o nuevas acepciones como mutar, en referencia a la mutación de un virus.

Hasta las nuevas tecnologías e Internet
Como ya se pueden imaginar, desde estos campos tan novedosos del saber humano, no pueden ser pocas ni las nuevas entradas, ni las nuevas acepciones de algunas antiguas.

Entre las primeras: Hacker, en alusión a un pirata informático. Tuit, comentario de ciento cuarenta (140) caracteres que puede emitirse en la red social Twitter. O Intranet y wifi, para referirse a la conexión inalámbrica.

Y entre las nuevas acepciones para viejos términos: Buscador, entendido como programa que permite acceder a información en Internet. Pantallazo, que describe el contenido que se ve en un ordenador. O tableta, es decir, el dispositivo electrónico portátil.

Además de: Liberar, en referencia a la eliminación de las restricciones operativas de un teléfono móvil. Definición, para hablar de la capacidad que tiene un instrumento óptico para reproducir imágenes con nitidez. O blog.

Siguiendo con: Acoplar, como la recepción del sonido en el mismo micrófono del que procede. Migración, el paso de los programas, archivos y datos de un sistema de una determinada plataforma tecnológica a otra diferente. O nube, en su acepción informática.

Sin olvidarnos de toda una panoplia de términos, difícilmente clasificable, que categorizaremos como misceláneas presentes y, claro está, de las que aún no han sido admitidas o misceláneas ausentes.


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