miércoles, 8 de octubre de 2014

Los gatos en la Física (incluida Hello Kitty)


Hasta ayer como quien dice, hablar de gatos en ciencias era sinónimo de nombrar al paradójico minino del físico Erwin Schrödinger (1887-1961). A él y a su famoso e imaginario experimento de 1935.

Ése que, tras mucho discutir con Albert Einstein (1897-1951), se ideó para explicar un aspecto fundamental y poco intuitivo de la mecánica cuántica; ya saben, uno de los tres pilares de la Física Moderna junto con la Relatividad y la teoría del Caos.

Bueno, si me apuran, también podemos meter a otro gato.

El que lleva una tostada untada de mantequilla atada a su lomo y que dejamos caer desde cierta altura. Dado que existe la creencia de que una tostada siempre cae por el lado de la mantequilla, y sabemos que los gatos siempre caen de pie, o eso dicen.

¿Qué pasaría si ponemos una tostada en la espalda de un gato con la mantequilla hacia arriba?

Bien, pero volviendo a lo que nos trae, esta asociación era cierta hasta hace bien poco. Vamos, justo hasta este septiembre que se nos acaba de ir, y cuando nos desayunamos con la noticia que relacionaba a la Física en concreto con otro gato.

O bien dicho, en puridad, con otros gatos. Les pongo en antecedentes.

Los gatos del examen de Física y Química
En el examen de septiembre del departamento de Física y Química, de un instituto de enseñanza Secundaria (Obligatoria y Bachillerato) de la zona sur de Madrid, apareció una pregunta que, cuando menos, resulta peculiar.

Junto a las propias de las disciplinas científicas, al final, había una relacionada con la ficción y que nada tenía que ver con la materia. Mostrando trece (13) imágenes de miaus de dibujos animados, el profesor animaba a sus alumnos a que los identificara, si querían subir la nota del examen.

Entre ellos, me refiero a los gatos, les confieso que he tenido que pedir ayuda para saber quiénes eran algunos, están Doraemon, Snowball de los Simpson, el felino de Alicia en el País de las Maravillas, el gato Félix, Garfield, Hello Kitty, Silvestre, Tom, el Gato con Botas, etcétera.

No me pregunten más sobre ellos (bueno sobre algunos sí), si no quieren ponerme en un aprieto.

Pero a lo que iba.
Como se trataba de un examen final, el beneficio de la inclusión de una respuesta correcta en la calificación, y posterior evaluación, tenía sus exigencias.

Una, en realidad era un prerrequisito. Había que conocer el nombre de, al menos, once (11) de ellos; es decir, se tenía que superar el ochenta y cuatro coma seis por ciento (84,6 %) de acierto.

Otra era de carácter limitante. En caso de igualar o superar este porcentaje, se podría subir la calificación hasta medio (0,5) punto la calificación, si bien no aparece en la noticia sobre qué total.

Por último, no lo tengo tampoco claro del todo, parece ser que estos puntos, en ningún caso, servirían para para aprobar el examen.

En fin. Por mi parte, sin comentario. Discúlpenme, pero es que uno ha pertenecido al cuerpo y no sería imparcial. Y, en cualquier caso, estas cosas pasan.

Y me abstengo porque ya han opinado lo suyo, todas las partes contratantes: Administración, Sindicatos, Padres de alumnos, Alumnos, Personal no docente, etcétera.

Sobre todo la primera parte, recuerden: “La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte”. Pues eso. (Continuará)



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