(Continuación) Seguimos con el pequeño listado de cuerpos que se mueven por el espacio, a velocidades inimaginables para nosotros. Y en tercer lugar tenemos a una estrella, bueno un par de ellas muy, muy rápidas.
03. Estrellas HE 0437-5439 y RX J0822-4300
Empecemos por la primera de ellas, HE 0437-5439. Fue descubierta en 2005 con el telescopio Kueyen, que forma parte del proyecto VLT (Very Large Telescope) del ESO. Se trata de una estrella azul, dotada de una masa nueve (9) veces superior a la nuestra, el Sol, así que bien de presencia.En la actualidad se encuentra en la constelación austral de Dorado, a doscientos mil años-luz (200 000 al) de la Vía Láctea, a la que se le estima un diámetro de cien mil años-luz (100 000 al).
Es decir que está más cerca de la Gran Nube de Magallanes, que de la nuestra.
Se trata de una de las estrellas fugitivas más jóvenes y veloces que se desplazan por nuestra galaxia.
Joven porque tienen una edad estimada de tan sólo treinta millones (30 000 000) de años; y veloz porque lo hace a dos millones seiscientos dos mil ochocientos kilómetros a la hora de (2 602 800 km/h), o lo que es lo mismo, quinientos cuarenta y ocho kilómetros al segundo (548 km/s).
Una velocidad en absoluto desdeñable. Para que se haga una idea, a esa velocidad, se tardarían quince minutos (15 min), un cuarto de hora, en llegar de la Tierra a la Luna.
La última de las hipótesis existentes (2010) -elaborada con datos aportados por el telescopio espacial Hubble, para poder justificar cómo una estrella tan joven se mueve tan rápido y se encuentra en tan inusitada posición (en el halo galáctico suelen estar las más viejas) para sus características-, pasa, entre otras, por esta suposición.
Inicialmente, en el centro de nuestra galaxia, pudo haber dos agujeros negros supermasivos y dos estrellas, una de las cuales cayó a uno de los agujeros.
Un fenómeno que propició la eyección de la otra, nuestra HE 0437-5439, con una velocidad suficiente como para abandonar la Vía Láctea.
Esa es al menos la teoría.
Le decía más arriba que nuestra estrella es muy veloz, y lo es. Pero no es menos cierto que no es la que más. Y es que, como nos ocurre en la vida a los humanos, también en el cielo siempre hay uno que es más que uno.
En este caso la RX J0822-4300.
Una estrella de neutrones y de enorme densidad por tanto, que suponemos son los restos de la explosión de la supernova Puppis A, a siete mil años- luz (7000 al) de la Tierra, en la constelación homónima y que estalló hace ya tres mil setecientos (3700) años.
No obstante, recientes estudios casi imposibilitan este origen, dada la enorme velocidad a la que se desplaza. En la actualidad se empieza a barajar que la RX J0822-4300 sea, en realidad, una estrella de quarks.
Ya veremos en qué queda. Habrá que esperar.
Pero para lo que no hay que esperar, es para saber que estamos ante la presencia (es un decir) de uno de los objetos más rápidos que se mueven por nuestra galaxia y de la estrella más veloz jamás observada por el hombre.
Se le estima una celeridad de unos cinco millones cuatrocientos mil kilómetros a la hora (5 400 000 km/h), lo que equivale a algo así como mil quinientos kilómetros al segundo (1500 Km/s).
Un valor más que suficiente como para permitirle escapar de la fuerza de gravedad de nuestra galaxia y posibilitar que, dentro de algunos millones de años, sea una estrella vagabunda en el espacio intergaláctico. Probablemente sin pertenecer a ninguna galaxia.
Para que se haga una idea, a ese ritmo se puede ir de la Tierra a la Luna en poco menos de cuatro minutos (4 min); o a Marte, en su posición más cercana, en algo más de diez horas (10 h).
Así que si la ve venir, ni se le ocurra competir con ella. Déjela pasar que ya habrá por ahí arriba, algún otro cuerpo celeste que le enseñe lo que es ser rápido de verdad. (Continuará)
Una velocidad en absoluto desdeñable. Para que se haga una idea, a esa velocidad, se tardarían quince minutos (15 min), un cuarto de hora, en llegar de la Tierra a la Luna.
La última de las hipótesis existentes (2010) -elaborada con datos aportados por el telescopio espacial Hubble, para poder justificar cómo una estrella tan joven se mueve tan rápido y se encuentra en tan inusitada posición (en el halo galáctico suelen estar las más viejas) para sus características-, pasa, entre otras, por esta suposición.
Inicialmente, en el centro de nuestra galaxia, pudo haber dos agujeros negros supermasivos y dos estrellas, una de las cuales cayó a uno de los agujeros.
Un fenómeno que propició la eyección de la otra, nuestra HE 0437-5439, con una velocidad suficiente como para abandonar la Vía Láctea.
Esa es al menos la teoría.
Le decía más arriba que nuestra estrella es muy veloz, y lo es. Pero no es menos cierto que no es la que más. Y es que, como nos ocurre en la vida a los humanos, también en el cielo siempre hay uno que es más que uno.
En este caso la RX J0822-4300.
Una estrella de neutrones y de enorme densidad por tanto, que suponemos son los restos de la explosión de la supernova Puppis A, a siete mil años- luz (7000 al) de la Tierra, en la constelación homónima y que estalló hace ya tres mil setecientos (3700) años.
No obstante, recientes estudios casi imposibilitan este origen, dada la enorme velocidad a la que se desplaza. En la actualidad se empieza a barajar que la RX J0822-4300 sea, en realidad, una estrella de quarks.
Ya veremos en qué queda. Habrá que esperar.
Pero para lo que no hay que esperar, es para saber que estamos ante la presencia (es un decir) de uno de los objetos más rápidos que se mueven por nuestra galaxia y de la estrella más veloz jamás observada por el hombre.
Se le estima una celeridad de unos cinco millones cuatrocientos mil kilómetros a la hora (5 400 000 km/h), lo que equivale a algo así como mil quinientos kilómetros al segundo (1500 Km/s).
Un valor más que suficiente como para permitirle escapar de la fuerza de gravedad de nuestra galaxia y posibilitar que, dentro de algunos millones de años, sea una estrella vagabunda en el espacio intergaláctico. Probablemente sin pertenecer a ninguna galaxia.
Para que se haga una idea, a ese ritmo se puede ir de la Tierra a la Luna en poco menos de cuatro minutos (4 min); o a Marte, en su posición más cercana, en algo más de diez horas (10 h).
Así que si la ve venir, ni se le ocurra competir con ella. Déjela pasar que ya habrá por ahí arriba, algún otro cuerpo celeste que le enseñe lo que es ser rápido de verdad. (Continuará)
Bastante curioso. Estoy deseando leer el resto de objetos veloces.
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