martes, 30 de septiembre de 2014

Tener una red wifi cercana no es perjudicial (2)


(Continuación) Y por esotro. Ya adelantamos que el rango de frecuencia de la wifi es el mismo que el de un horno microondas. Sí, el que tenemos en nuestra cocina ¿Acaso no lo utiliza usted? ¿Y qué tal?, bien ¿no? O sea que no.

En cualquier caso, cada uno es cada uno y sus cadaunadas. Y tiene todo el derecho del mundo a ser dueño y señor de sus miedos. De modo que puede usted tomar sus “precauciones”. Faltaría más.

Por si es éste el caso, me permito orientarle.

Esté siempre alejado, algo más de un metro (1 m) de distancia, del rúter; no utilice la notebook sobre las piernas; permanezca distante de las antenas; no hable por el móvil más de cinco minutos (5 min), sobre todo si es baja la señal, ya que incrementará la intensidad de su antena para mejorar la recepción; y así un no corto etcétera.

Pero claro, estas medidas no impedirán que lleguen hasta usted el wiFi, las ondas de radio, las de TV del vecino, las señales de antenas de la zona, y así un largo etcétera ¿Qué va a hacer entonces?

Bueno. Se me ocurre que puede hacer como en las películas pseudocientíficas y algo chuscas. Pruebe a ponerse un sombrero de papel aluminio para mantenerse sano. Dicen que protegen. Ya me contará.

Fuera de bromas, por si aún no están convencidos de lo que les digo y le quedan dudas sobre lo inofensivo de la radiación wifi, pueden leer un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud, OMS. Ya me contarán también.

Si les parece, claro.

Mientras, un servidor sigue con el argumentario. Y ahora toca decir que la wifi no es perjudicial, porque lo demuestran las pruebas.

La wifi no es perjudicial, y lo dicen las pruebas
De manera que sigo negando la mayor. No hay ni siquiera atisbo de evidencia científica, de que las señales de radiofrecuencia de las redes inalámbricas wifi, tengan efectos perjudiciales para la salud de las personas.

Es lo que nos muestran todos los estudios realizados en los últimos quince (15) años. La exposición a estos campos electromagnéticos no aumenta, en absoluto, el riesgo de producción de cáncer en los humanos.

Según un último informe de la OMS, los niveles energéticos de los mismos son tan bajos, que los hacen del todo inofensivos. No es preciso por tanto poner límites o seguir ningún tipo de recomendaciones, para utilizar este tipo de tecnologías en los hogares.

Da igual si se duerme cerca del ordenador o de un rúter encendidos. No es necesario que desconecte estos dispositivos durante la noche, por temor a provocar daños en la salud de su familia.

Ni siquiera en la de un bebé. Dicho queda.

En otro orden de asuntos ya saben, por lo que les conté del espectro electromagnético y su gradación de frecuencia y energía, que las del wifi entran dentro de la categoría de inofensivas.

Pero no les hice una mínima introducción sobre las dos categorías que existen de radiaciones electromagnéticas, en función de su peligrosidad para la vida humana; desde esta consideración han de saber que se clasifican en: radiaciones ionizantes y radiaciones no ionizantes.

Ahí va un prontuario sobre ellas.

Radiaciones ionizantes y no ionizantes
De forma generalista podemos afirmar que las radiaciones ionizantes son aquellas que, por su alto valor energético, no sólo calientan de forma considerable los objetos sino que, pueden ionizar a sus átomos extrayéndole electrones y, por decirlo así, “rompiendo” las moléculas que la componen.

Una rotura que modificará su composición y, en el caso de un humano, alterará su ADN causándole distintas formas de cáncer. Luego la radiación ionizante es peligrosa y la presentan las zonas altas del espectros: radiaciones gama (radiación nuclear), los rayos X y el ultravioleta (UV).

Por ejemplo las típicas quemaduras solares, debidas a una exposición prolongada y sin protección al Sol, no son debidas en realidad al aumento de temperatura que experimenta nuestro cuerpo, sino al deterioro que los rayos UV producen en el ADN de la piel.

Ellos son los que generan la sensación de quemazón. (Continuará)


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