(Continuación) De momento, la wifi, no tiene sombra alguna, ni teórica ni
experimental, acerca de sus supuestos efectos sobre la salud de los humanos. Eso
es lo que dije en la playa y aquí escribo.
Luego no hay sombras “wiferas”. Esa
es la verdad de la mentira.
Otra cuestión es el claroscuro ortográfico que se cierne sobre la forma de
escribir el palabro. Bueno, en realidad, los palabros porque son dos: wifi y
Wi-fi.
Wi-fi
Puede que dicho a vuelapluma parezcan la misma voz pero, en realidad,
escritas, son dos y tienen diferentes significados. De hecho la primera es una
marca comercial y la segunda una tecnología de conexión inalámbrica.
Por supuesto guardan relación como ahora veremos, pero no son lo mismo.
Wi-Fi es una marca registrada
de la organización comercial Wi-Fi
Alliance, que se hizo popular y oficial en 1999, como abreviatura a partir de
Wireless Fidelity (Fidelidad
inalámbrica). Una marca cuyo logotipo, si se fija bien, seguro que le recuerda
a algo ya visto ¿Sí?
En efecto, el fondo que está tras las letras Wi-Fi no es otro que, el
símbolo oriental del yin-yang.
Sorprendente pero es así y,
además, lamento decirles que ignoro la razón de esa asociación. Aunque
pensando, pensando: ¿pudiera ser una aproximación mística-cuántica, al mejor
estilo del ínclito Fritjof Capra
cuando, en su famoso Tao, establece el paralelismo entre la dualidad del yin-yang
y la de la onda-partícula. No lo sé.
Lo dejaremos en que, quizás, sólo sean cosas de la publicidad. Supongo.
WiFi
Pero de la abreviatura de la marca comercial, Wi-Fi, ha surgido con el
tiempo un sustantivo común con sentido genérico, wifi, que sirve para designar a la moderna tecnología.
Se trata de un proceso frecuente, éste de pasar de marca a genérico, por el
que ciertas marcas registradas, debido al uso que hacen de ellas los hablantes,
se terminan convirtiendo en este tipo de sustantivos.
Es una servidumbre más a la ley de
la economía, esa que nos exige, si queremos sobrevivir como sistema,
realizar lo que sea necesario pero utilizando la menor energía posible. Y es
universal, por lo que el lenguaje, como sistema de comunicación que es, también
debe acatarla.
Así, a bote pronto, y relacionado con esta temática, me vienen a la memoria
los sustantivos: aspirina (de Aspirin), vaselina (de Vaseline), clínex (de
Kleenex) o celofán (de Cellophane).
Bueno pues, tres cuarto de lo mismo ocurrió con wifi que surgió a partir de
Wi-fi. Y de nombre de marca pasó a ser, con una pequeña variante ortográfica, nombre
de tecnología.
Desde el campo de la ortografía recomiendan que su escritura, wifi, se ponga
sin guion, en minúsculas y sin cursiva ni comillas; es decir, como un
sustantivo común ya hispanizado y su correspondiente adjetivo (“La wifi de la empresa se ha averiado” o
“Pensamos instalar diez puntos de acceso
wifi”).
Además se puede emplear en ambos géneros, masculino y femenino, ya que son
formas correctas (“La wifi y el wifi”).
Bien, dejemos la gramática y volvamos al principio. Tener una red wifi cerca, no es perjudicial para la salud humana.
Lo dicen la física teórica, la lógica y los datos empíricos.
Lo dicen la física teórica, la lógica y los datos empíricos.
Observo total ausencia de pruebas de lo que dice. Espero que las publique.
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