Seguramente algunos de los lectores atentos recuerde lo que, a primero de mes, les escribí sobre la inflación cósmica y la ¿prueba? empírica de las ondas gravitacionales.
De cómo existía el convencimiento de que el telescopio del experimento BICEP2, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, el 17 marzo pasado había hallado la primera ¿evidencia? de la creación del Universo.
Una fecha de esas que hacen historia, al menos en el mundillo científico.
Sin embargo, poco dura la alegría en casa del pobre, pronto surgió la polémica y no son pocos los datos que apuntan en esa dirección.
Argumentario polémico
Les expongo una manita de estas razones “inflacionarias”.Que no es otro que el de detectar las huellas del universo primitivo, hace trece mil ochocientos millones (13 800 000 000) de años. Una edad oscura.
Una insuficiencia que al entender de algunos, ha podido motivar que el análisis e interpretación de los datos que ha proporcionado, se hayan “optimizados”. Suele suceder en casos como éste.
Algo de lo más humano, por otro lado.
Además, las sospechas sobre los resultados del BICEP2 empezaron a tomar carta de naturaleza cuando circuló el rumor de que, supuestamente, sus mediciones estaban basadas en buena medida, en una diapositiva expuesta durante una conferencia ofrecida por expertos de la misión Planck, de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Un feo asunto.
Es más, el pasado 9 de julio, representantes de Planck y de BICEP2 comparecieron en la Conferencia Internacional de Física de Altas Energías (ICHEP 2014) celebrada en Valencia, para ofrecer sus últimos análisis.
Y que no va a ser el último. Antes de final de año, investigadores de ambos experimentos podrían presentar un ‘paper’ conjunto con sus conclusiones. Es decir que los resultados van a ser revisados, y con carácter de urgencia.
De hecho se espera una respuesta en el plazo de un mes. Sin duda estamos ante la polémica científica del momento.
La sentencia del Planck
La razón de que sea la misión Planck, la jueza que decida sobre el origen de las señales detectadas por BICEP2 -a saber, ondas gravitacionales procedentes de la misma inflación o polvo cósmico de nuestra galaxia-, viene determinada por su especificidad instrumental.Hay que considerar que su satélite, que por cierto puso fin a su misión a finales del pasado año, sí es un observatorio lo suficientemente complejo como para que su diseño pueda detectar señales a frecuencias de microondas e infrarrojos (IR).
Que son unas bandas más adecuadas, por no decir ex profeso, para detectar las huellas del universo primitivo. (Continuará).
Gracias por su clara y pronta respuesta.
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