Caroline Herschel (1750-1848) fue una singular mujer que llegó a vivir casi un siglo, a caballo entre el XVIII y el XIX, y que se especializó en astronomía y matemáticas. Bueno, es más que eso.
Sin temor a equivocarme les puedo decir, que se trata de la astrónoma más famosa de todos los tiempos.
Alemana de nacimiento como su hermano William Herschel (1738-1822), le acompañaba en el viaje a Inglaterra, donde ambos pensaban triunfar como artistas. Él era ya un virtuoso organista y ella aspiraba a ser cantante de cámara.
Y aunque la suerte les acompañó, musicalmente hablando, no fue en este mundo del arte donde más destacaron. A veces la vida te da sorpresas.
De cantante de cámara...
Además de la música, su hermano tenía una gran afición la astronomía, que con el tiempo terminó contagiándole. Y entre Arte y Ciencia, Carolina eligió a ésta. De hecho se convirtió en su compañera de investigación, la mano derecha que le ayudaba, incluso, en la construcción de sus propios telescopios. Con uno de ellos, en 1781, William descubrió el planeta Urano. Lo que le valió, entre otros premios, que el rey Jorge III de Inglaterra le nombrara astrónomo de cámara. Un cargo importante sin duda y que él utilizó desde el primer momento.
En un acto sin precedente, William nombró a Caroline su ayudante oficial. Lo nunca visto hasta entonces. Fue la primera mujer en ocupar una posición como ésa, en toda la historia de las ciencias.
Un cargo remunerado no exento de trabajo, ya que durante el día se encargaba de diferentes y variopintas tareas, que siempre realizaba con total precisión independiente de cual fuera ésta.
Para que se haga una idea. Iban desde machacar y cribar estiércol de caballo, para poder hacer los moldes de los enormes espejos del telescopio que construían. Hasta realizar todos los cálculos matemáticos anexos a las observaciones de su hermano William.
Pasando por redactar los trabajos científicos derivados de las mismas, y un largo etcétera. Y así todo el día hasta por la noche.
...a descubridora de cometas
Que no utilizaba siempre para descansar. Porque entonces, mientras todos dormían, ella, a solas y a oscuras, se dedicaba a lo que más le gustaba, escudriñar el cielo con un telescopio que le regaló William, al cumplir los treinta y dos (32) años.Fue un más que afortunado regalo fraternal.
Afortunado digo porque, no cabe la menor duda de que ella tenía una especial intuición para dirigir el telescopio hacia el espacio, en busca de objetos celestes. Por ejemplo descubrió tres (3) nebulosas y, entre 1786 y 1797, ocho (8) cometas, de los que seis llevan su nombre.
Buena prueba de su intuición nos la da el hecho de que, Carolina, fuera la primera mujer en detectar uno, mientras que su famoso hermano no descubrió ninguno.
Algo tendrá el agua... (Continuará)
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