Es evidente que para contestar a esta cuestión, la Ortografía -cuerpo de conocimientos que se limita a establecer determinadas normas para escribir correctamente, y no a analizar la estructura de la oración ni sus funciones-, se ve incapaz.
Hemos de tirar de otro saber lingüístico, la Gramática, entendida como el estudio de las reglas y principios de una lengua, que rigen la forma de usar y organizar palabras en una oración.
Por ella sabemos que el vocablo “gramática” proviene del latín grammatica que, a su vez, deriva del griego gramma. Que es como se designaba a las letras del alfabeto. Curioso.
Con posterioridad se introdujo la palabra grammatiké, que significa el “arte o ciencia de las letras”.
Arte o ciencia, de ahí que la Real Academia de la Lengua, RAE, defina gramática como “ciencia que estudia los elementos de una lengua y sus combinaciones”. Una ciencia social.
Bien. Todo este preámbulo está bien pero, yendo a lo que vamos, ¿qué término debemos emplear: medio, ambiente o medioambiente?
Por si tiene prisa y quiere dejarlo aquí, les diré a modo de prontuario que no debemos emplear ni medioambiente por errónea, ni tampoco medio por incompleta. Lo correcto es emplear el término ambiente.
Dicho lo cual, usted puede ir a lo suyo con la pregunta contestada y la curiosidad satisfecha, y un servidor continuar con mi asunto o medio asunto: el de justificar porqué emplear un término u otro ¿Debemos emplear el término medioambiente?
Medioambiente no, por incorrecta
Aunque para muchos comentar algo sobre el medioambiente puede ser de lo más normal, independientemente de que lo que diga sea cierto o no, que esa es otra, el uso del término no debería tener nada de normal.No lo debería de tener porque en nuestra lengua, su uso, no solo resulta inadecuado por redundante sino que desvaloriza el concepto de “ambiente”.
Desde el punto de vista lógico es un contrasentido y desde el gramatical un gran error, porque la expresión produce confusión idiomática, incongruencia y deficiencia de contenido.
De hecho el término podría ser considerado un pleonasmo, porque los dos elementos de dicha grafía tienen una acepción coincidente con la que tienen cuando van juntos.
De los tiempos bachilleres recordamos esta figura retórica, también llamada redundancia y consistente en la adición de palabras que son innecesarias en una frase, pues su significado ya está explícita o implícitamente incluido en ella.
Son pleonasmos más que conocidos las parejas: “Sube para arriba” y “Baja para abajo” o “Sal para afuera” y “Entra para adentro”. Por no decirles el “Te vuelvo a repetir” o “Totalmente gratis”.
No, no debemos utilizar medioambiente, se trata de un error gramatical. (Continuará)
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