martes, 10 de junio de 2014

Brasil, Copa Mundial de futbol 2014



El próximo jueves 12 de junio de 2014, la atenta mirada de tres mil cuatrocientos millones (3 400 000 000) de personas será testigo televisivo de un hecho excepcional y de enorme trascendencia para una parte de la humanidad.

Poco antes de las 17:00, hora local, en el Arena Corinthians de São Paulo, un joven parapléjico se levantará de su silla de ruedas en una de las bandas del campo. Irá caminando hasta el centro del verde rectángulo de juego y allí le dará una patada al nuevo balón que estrenaremos, al Brazuca.

Con el saque, quedará inaugurado de forma oficial el 20º Mundial de Futbol y arrancará la competición deportiva. Y en este Año del Señor de 2014 lo habrá hecho un joven paralítico montado en un exoesqueleto al que controlará sólo con su mente.


Se tratará de uno de los hitos científicos más importante, probablemente, de la década. Una historia de esfuerzos compartidos que, hasta no hace mucho, muchos calificaban exclusiva sólo del campo de la ciencia-ficción.

Sin embargo se equivocaban. La historia de un hombre conectado a una máquina controlada por la mente es real. Como reales son sus tres protagonistas: dos animados y uno inanimado.

Empecemos con el joven parapléjico conectado al exoesqueleto
Hace cerca de un año, se eligieron ocho paralíticos de cintura para abajo, por haberse roto la médula espinal en accidentes de carretera. Con edades entre 20 y 35 años, conformaron la muestra humana que realizaría la proeza.

Desde ese momento, fueron numerosos y duros los entrenamientos que realizaron con el esqueleto robotizado a lo largo de varios meses, los que les permitieron llevar a cabo la proeza balompédica.

Y todos ellos, a pesar de su parálisis en ambas piernas, lograron levantarse de la silla, dar los veinticinco (25) pasos que les separaban del centro del campo y, una vez allí, golpear con todas sus fuerzas el balón.

Pero claro, todos no podían ser y, la pasada semana, fueron descartados seis.

De modo que uno de los dos restantes, quizás chica y chico, será el que quede inmortalizado en el momento de gloria de la inauguración. De ella o él se desconocen su nombre, procedencia, edad, etcétera. Un efecto sorpresa más que añadir a lo inédito del espectáculo.

Y de un protagonista animado al inanimado, el exoesqueleto
Para que se hagan un idea de cómo es este “Hombre de hierro” les daré algunos datos. Se trata de un artilugio fabricado con aleaciones ligeras y piezas de plástico moldeadas en impresoras 3D.

Con uno coma setenta y ocho metros (1,78 m) de altura, tiene una masa que ronda los setenta kilogramos (70 kg) y todo él se controla a través de un sistema de electrodos conectados al cerebro mediante un casco.

Ellos son los encargados de recoger las ondas cerebrales y generar señales eléctricas que trasporten las órdenes precisas para el movimiento del exoesqueleto y, por ende, de las piernas humanas.

Los movimientos, el balanceo, la identificación del suelo o la presión de apoyo del exoesqueleto corren a cargo de unos sensores ubicados en sus extremidades.

Mientras que del equilibrio durante la caminata y pateo del balón se encargan unos giroscopios colocados en las caderas.

Si fallaran, cuatro (4) airbags, instalados en las articulaciones, evitarán que hombre y máquina se lastimen o rompan en la caída. (Continuará)



2 comentarios:

  1. De lo más actual y por una vez a tiempo.

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  2. Que buen post.
    La verdad muero de ganas por ver los Octavos de Final Rusia 2018 en vivo, me da curiosidad saber cuales seran los equipos que clasifiquen

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