A saber: la susodicha “nuez”, “bocado de Adán”, “manzana de Adán” o “nuez de Adán. Nombres todos ellos coloquiales, porque, desde el punto de vista científico, desde 1895, se le denomina prominencia laríngea.
Es así desde que dicha expresión, fuera introducida en la Basle Nomina Anatomica, en un intento por reducir el confusionismo que, a finales del siglo XIX, existía entre los anatomistas.
Resulta, que a menudo, las mismas estructuras humanas eran nombradas con términos distintos. De hecho había constatadas más de cincuenta mil (50 000) palabras para llamar a las diversas partes del cuerpo.
Muchas más palabras en el lenguaje que partes en el cuerpo.
Lo que resultaba poco práctico, a la vez que inadmisible, desde el punto de vista de la ciencia, tan dominada como lo está ella, por la ley de la economía universal.
Bien pero, ¿por qué se le llama así?
Para dar respuesta a esta pregunta, he encontrado que, alrededor de la terminología de la expresión aparecen dos versiones explicativas o, mejor interpretativas.
¿Por qué se le llama así?: Versión religiosa
Arranca en los inicios del siglo XIX y está ligada a los términos “manzana”, “bocado” o “nuez” de “Adán”, que aparece registrada en el decimonónico Brewer's Dictionary of Phrase and Fable y en la edición de 1913 del Webster's Dictionary. Está basada en una antigua creencia según la cual, un trozo del fruto prohibido se incrustó en la garganta de Adán al morderlo; ya saben, el primer hombre según algunas religiones, nuestro padre.
Aun así, esta versión frutera tiene algunas lagunas documentales.
Por ejemplo no se sabe nada cierto ni del origen, ni del lugar donde transcurre la historia porque, lo cierto es que nada de ella se puede encontrar ni en la Biblia, ni en otros escritos judeocristianos.
Por supuesto que también está el inconveniente de que en ningún lugar se describe, cuál fue el tipo de fruta que comió Adán. Que pudo ser una manzana, claro que sí.
Pero como también pudo serlo una pera, un albaricoque o un higo.
Digo este último por aquello de las hojas de higueras encubridoras de sus nuevas, desconocidas, y desnudas vergüenzas, hasta ese momento.
¿Por qué se le llama así?: Versión “todo fue fruto de un error”
Esta segunda versión es posterior, de mediados del siglo XX, y fue emitida por el lingüista y traductor germano-estadounidense Alexander Gode (1906-1970), quien aseguraba que dicha expresión era fruto de un error. De un error de traducción que, desde el principio, tuvo la frase en latín con la que se designaba a la protuberancia o prominencia laríngea.
Dicha frase latina era ‘pomum Adami’, (literalmente, “manzana de Adán”), que provenía del hebreo 'tappuach ha Adam' que significa “protuberancia masculina”.
Y aquí está el error de traducción, en la opinión de Gode.
Un error que parte de una confusión romana a la hora de traducir el texto. Porque lo cierto es que el término, que en hebreo tardío significa “protuberancia”, es muy parecido al que significa “manzana”.
De modo que, del correcto hebreo “protuberancia masculina o de Adán” pasamos al incorrecto latino “manzana de Adán” y sus variantes.
Y a partir de ahí, todas las frases subsecuentes en latín y en las lenguas romances, arrastraron la incorrecta traducción. Como quien dice, de aquellos polvos etimológicos estos lodos lingüísticos.
Pero, ¿qué es en realidad la nuez de Adán?
¿Cuántos errores ortográficos encuentra en la imagen que inicia esta entrada?
ResponderEliminar¿el porque es separado?
ResponderEliminarCuando va entre signos de interrogación se escribe separado y con tilde en la e. Ej: ¿Por qué no lo ha escrito bien?
EliminarLas mujeres también tienen nuez, solo que ésta no es visible como la de los hombres y apenas percibible por el tacto.
ResponderEliminar"En un intento por reducir el confusionismo"? El confusionismo es una corriente filosófica, usar la palabra "confusión" era muy poca cosa para ustedes?
ResponderEliminarAsí es anónimo/a, tiene que ver con el ángulo de la traquea...
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