miércoles, 5 de marzo de 2014

Delfines, cerebro y capacidades


Aunque la cuestión del tamaño relativo del cerebro presenta aspectos controvertidos, y no todos los expertos en este tema le dan importancia al tamaño, lo cierto es que el cerebro de estos animales es el segundo más grande de todas las especies del planeta, después del nuestro.

Más grande hablando, naturalmente, en términos relativos al resto del cuerpo. Pero el caso es ese.

Los delfines ocupan el segundo lugar en términos de inteligencia animal, desplazando al chimpancé al tercer puesto. Un animal, nuestro primo, que puede alcanzar la capacidad cognitiva de un niño de tres años.

“Ojo al dato”, que diría el periodista deportivo.

“Ojo al dato”
Luego es probable que estas capacidades estén relacionadas con el tamaño significativo de su cerebro. Probabilidad, un concepto matemático, del que habría que consignar su valor, cuánto es ese grado de probabilidad.

Por un documental rodado hace unos meses por la BBC, parece comprobado que los delfines comprenden el lenguaje, y que es posible comunicarse con ellos a través de silbidos y/o de símbolos. Más aún.

Algunos individuos en cautividad han aprendido a responder “sí” o “no” a preguntas básicas, y lo han hecho con un setenta y cinco por ciento (75%) de acierto. Una cifra significativa, bastante significativa.

Por otro lado son capaces de reconocerse en el espejo. Y conscientes de que se ven a sí mismo, aprovechan para observarse su propio cuerpo. Un animal coqueto pues.

Les decía más arriba que parece comprobado, sencillamente, por precaución. Porque eso es lo que vemos de ellos, cuando se les ha filmado frente a la costa de Mozambique.

Un proyecto científico que ha contado con, nada menos que, trece (13) cámaras controladas a distancia y camufladas como tortugas, calamares o atunes. Un sistema que permitió tener a los delfines en campo de estudio, durante las veinticuatro horas (24 h) del día.

Pero claro, ¿quién nos dice que los delfines no saben que los estamos filmando y, conscientes de ello, fingen un comportamiento que no le es propio para engañarnos?

Entre Filosofía y Física
Recuerden lo que el filósofo, matemático y físico francés René Descartes (1596-1650), opinaba acerca de los primates: “Dicen que el mono es tan inteligente, que no habla para que el hombre no le haga trabajar”. Pues eso.

¿Es la cara que nos ofrece la Naturaleza cuando la observamos, realmente la suya? ¿O la cambia al saberse observada?

Al fin al cabo, nosotros lo hacemos. Nadie sale como es en realidad, en las fotografías. Cuando sabemos que nos están fotografiando, de alguna forma, impostamos nuestra actitud.

Es una consecuencia de un principio físico imperante en el nanomundo cuántico que, en cierto modo, puede trasladarse a este entorno macroscópico. Nos vendría a decir que: el mero hecho de observar, altera lo observado.

Se trata del Principio de Incertidumbre o Relación de Indeterminación, postulado en 1927 por el físico alemán W. Heisenberg (1901-1973). Algo inherente a la propia materia. Otro día les cuento.

Hoy acabo diciéndoles que los delfines son unos animales sorprendentes.


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