Por decirlo de forma breve, son muebles con ciencias. Buena parte del mobiliario doméstico que nos rodea que, merced a las nuevas tecnologías, se hace eco de los avances más recientes de las ciencias. Otra fruslería científica.
Y de muestra les traigo lo que bien se podría llamar: la butaca Bosón. A la vista la tiene. Una muy delgada lámina de plástico que, en su curvatura espacial de diseño, genera un tridimensional receptáculo recogedor y confortable.
Tiene ya casi quince años, con lo que se adelantó a la constatación empírica de la archiconocida partícula elemental que, por aquellos tiempos, no era más que una conjetura o hipótesis científica: el Bosón de Higgs.
Ahora que lo escribo y parafraseando la literatura de la física de partículas, también la podríamos llamar la butaca de Dios. Bueno quizás sea pasarse.
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