viernes, 7 de febrero de 2014

HOTEL FLEMING de SEVILLA (1)


Junto con el C.P.E. DOCTOR FLEMING y hasta donde sé, es el último de los reconocimientos que la ciudad le hizo al doctor, si bien éste no es público sino de carácter privado.

El Hotel Fleming fue inaugurado en la primavera de 1965 y se anunciaba como “el hotel más nuevo de Sevilla”. No en vano decía ofrecer los servicios más modernos de la ciudad. A saber.

Habitaciones alegres y acogedoras, con baño, ducha, teléfono y aire acondicionado. Salón social amplio, decorado con el confort moderno de un hotel nuevo. Y una excelente cafetería instalada en la planta noble.

Además de estar situado en zona céntrica y apacible, contaba con aparcamiento particular y vigilado para sus clientes.

Como pueden leer, el Hotel Fleming intentaba estar a la altura como establecimiento, de la talla humana e intelectual, de quien tomaba su nombre.

El científico escocés Sir Alexander Fleming (1881-1955), famoso por descubrir la enzima antimicrobiana llamada lisozima. Y por supuesto ser el primero en observar los efectos antibióticos de la penicilina, obtenida a partir del hongo Penicillium chrysogenum.

Penicilina, asesina de estafilococos
Porque fue la primera sustancia que demostró ser capaz de mantener a raya a las bacterias dentro del organismo. Sin duda el hallazgo más extraordinario del siglo XX, y sin paragón en lo que llevamos del XXI, claro que es poco aún.

Un hallazgo realizado por un genio, pero por casualidad. Aunque ya sabemos que la casualidad no existe. (En los campos de la observación, el azar favorece sólo a la mente preparada).

En cualquier caso, Fleming, fue un investigador desordenado y algo “sucio”. Sólo así se explica que al marcharse de vacaciones de ese verano de 1928, olvidara sobre una de las mesas del laboratorio una placa con un cultivo de estafilococos.

Y que a su vuelta septembrina viera que el cultivo de bacterias estaba rodeado de hongos. Algo parecido a lo que le pasaría a un bote de tomate frito que nos dejáramos abierto durante varios meses en el frigorífico.

Que nos lo encontraríamos adornado con una decorativa capa de moho verde y blanco. Bueno pues igual. (Continuará)

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