lunes, 9 de diciembre de 2013
Premio Nobel de Física, 2013
Mañana, coincidiendo con el aniversario de la muerte del químico, ingeniero y fabricante de armas sueco Alfred Nobel (1833-1896), y siguiendo la centenaria tradición, se entregarán los Premios Nobel 2013, en dos ceremonias paralelas.
Una en Oslo, para el de la Paz y, otra, en Estocolmo, para las restantes especialidades: Literatura, Fisiología o Medicina, Física y Química.
En esta edición, el de Física, ha recaído en el belga François Englert, de la Universidad Libre de Bruselas, y el británico Peter W. Higgs, de la Universidad de Edimburgo.
Son merecedores de él por “su descubrimiento teórico de un mecanismo que contribuye a nuestro entendimiento del origen de las partículas subatómica con masa”. Ya saben el bosón de Higgs.
Un premio dotado con ocho millones (8 000 000) de coronas suecas, más o menos unos novecientos veinte y dos mil (922 000) euros o un millón trescientos mil (1 300 000) dólares. Más o menos. Ya saben también, cosas del cambio de moneda.
Como no es poco lo enrocado sobre el propio galardón, la divina partícula y el científico que le da nombre, es decir su historia más oficial, me gustaría en las próximas entradas contarles algunas otras menos oficiales. Aquellas que conformarían su intrahistoria.
Me refiero a muchas de esas curiosidades, frases, anécdotas, quisicosas, etcétera que tuvieron lugar intramuros de este apartado de la Física de Partículas. Y empezaré yendo marcha atrás en el tiempo.
¿Qué hizo Peter Higgs el día que se anunciaba el Nobel?
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