lunes, 21 de octubre de 2013

¿Por qué tantas personas siguen creyendo que el Plenilunio influye en el parto? (I)


Porque esa es la verdad. Como otros tantos mitos parecidos, éste también resulta bastante difícil de erradicar y comparte con ellos muchas de las razones explicativas.

Para empezar no olvidemos que conecta con esa otra errónea credulidad según la cual, la configuración de los astros bajo la que nazcamos, tendremos unas ciertas predisposiciones psicológicas u otras.

La pseudociencia que se esconde tras esta falsa idea no es otra que la astrología (hermana bastarda de la astronomía, a la que da de comer) y a la que buena parte de los periódicos serios del mundo oficializan, con una columna fija diaria.

Se ve que hay gente a la que le seduce que nuestra luna tenga algún -cualquiera, el que sea- efecto sobrenatural sobre nosotros. No le digo si, además, es sobre el momento del nacimiento. Entonces, les hechiza.

No en vano forma parte de esa conexión cósmica de la que le hablaba al principio. Energía del “buen rollito”.

Pero claro, a mi entender, tuvo que influir un factor extra, algo que le diera carta de naturaleza a esta creencia para convertirla en leyenda. Y es muy probable que sea aquí donde entren en juego matronas, parteros, médicos y otro personal sanitario vinculado a estos menesteres natalicios.

Es asimismo muy posible, que esto ocurriera en los mismos centros médicos.

En busca del origen de los hijos de la Luna
Haciendo un ejercicio de imaginación no resulta difícil de admitir que, quizás alguna vez, en la sala de partos de algún centro médico tuvieran un día especialmente atareado.

Esto es algo que ocurre en todos los sitios, y de forma frecuente, en aquellos donde los hombres nos afanamos.

Y puesto a imaginar tampoco es raro que en una de esas ocasiones hubiera Luna llena, que alguien se fijara en ella, que recordara el inusual y elevado número de partos y que estableciera una relación causa-efecto.

Natural, de lo más humano.

Pero en absoluto científico porque, en realidad, tal relación no existe.

A nadie escapa que esos mismos profesionales y en el mismo paritorio, debieron tener muchos otros días con la misma o mayor sobrecarga de trabajo. Y que cuando miraron al cielo la Luna no estaba llena, por lo que no les llamó la atención y, por tanto, no establecieron ninguna relación.

De lo más normal. Quién va a asociar una mayor frecuencia de nacimientos con el “tercer día después del inicio del cuarto creciente”, por decirles algo.

Es la misma reacción que tenemos en Navidad, cuando a nadie le llama la atención que el premio gordo de la lotería nacional caiga en el 58 319. Lógico ya que es un número anodino como otros muchos.

Otra cosa hubiera sido que éste fuera una cifra capicúa, qué le digo el 12321. Entonces sí. La magia de los números.

Entre profesionales
Aunque no debería ser así por su profesión y supuestos conocimientos, pseudoinvestigadores, médicos, matronas y enfermeros, como cualquier otro ser humano, también tienden a fijarse más en el número de partos de esas fechas luneras “especiales”.

Más que en los de otros días más “normales”. Un sesgo en la observación que no es bueno. Y lo peor es que no los analizan, comparan e interpretan junto con los otros. Un sesgo en la investigación.

Aunque, eso sí, no se privan de emitir su opinión particular, en la antípoda de la ciencia, que la gente normal y crédula toma como un informe oficial. Así es como fomentan la credulidad convirtiéndola en mito y haciéndola perdurar en el tiempo.

Sin ningún rigor científico. Les cuento una experiencia personal.

En la ciudad donde nací y vivo ejerce un conocido ginecólogo con el que en cierta ocasión, y por motivos que no vienen al caso, mantuve una pequeña discusión. La inicié al escucharle decir con toda rotundidad, que la fecha de los partos depende de las fases de la luna “como todo el mundo sabe”. (Continuará)


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