lunes, 28 de octubre de 2013

¿Por qué no nos regimos por el meridiano de Greenwich? (II)


(Continuación) Una incoherencia que aumenta cuando adoptamos el horario de verano. Y pasamos a estar, no ya una hora oficial sino dos, por delante de la del Sol. O hasta tres en Galicia, la parte más occidental de la península que, por situación geográfica, podría acogerse ya al siguiente meridiano huso horario (GMT-1:00).

Sus relojes durante el invierno están dos horas adelantadas a la hora solar. Lo que no es poco.

Un cambio por tanto de huso horario el franquista, sin sentido alguno, salvo el político del momento. De ahí que siete décadas después, esté a la vista un posible cambio del cambio.

En busca del cambio del cambio
Es lo que propone la ‘Comisión nacional para la racionalización de los horarios españoles y su normalización’: restaurar el huso horario de Greenwich. Un trabajo de investigación de nueve meses de duración realizado por numerosos expertos, en el que el cambio de huso es solo una anécdota dentro del ideario de la propuesta global.

Lo que en el fondo pretende esta comisión, lo que realmente tiene rango de categoría, es cambiar de manera profunda las costumbres laborales españolas. Ése es el meollo.

La propuesta era aprobada en el Congreso el pasado 26 de septiembre y con ella se ponía la primera piedra para instaurar jornadas laborales más racionales y productivas, así como, aumentar el ahorro energético.

Un punto éste último bastante más controvertido que el primero. No todos son de la opinión que el cambio de huso suponga un ahorro energético realmente significativo.

Porque no sólo sería muy, muy, pequeño, algunos hablan de una variación de tan solo un 0,1%. Lo que viene a ser una gota de agua comparada con el ahorro que se derivaría de un buen aislamiento de las viviendas y de un uso extendido de aparatos eficientes energéticamente hablando.

Sino porque, además, no sabemos si ésta variación sería a favor o en contra, positiva o negativa. O sea. Algo parecido a lo que ocurre con los cambios de horario estacionales. Que también tiene sus luces y sombras. O sea, que.

En lo que respecta a la conveniencia de implantar unas jornadas laborales más racionales y productivas, el informe de la comisión apuesta por las jornadas continuas de trabajo, con una pausa para comer de no más de cuarenta minutos (40 min). Una duración suficiente para comer de forma sana. (Continuará)

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