jueves, 17 de octubre de 2013

Partos, Luna llena y ciencia teórica


¿Qué demuestra la ciencia acerca de la hipotética relación entre Luna llena y una mayor frecuencia de partos? Pues lo que ya sabe, que no existe ninguna relación entre ambas.

Ni teórica ni empíricamente se ha podido encontrar una correlación o relación causa-efecto entre ellos.

La idea de la que parte la errada leyenda es conocida y hasta cierto punto lógica.

Si la Luna afecta con su masa a nuestro planeta, tanto a la superficie terrestre como a la acuática, y en los enormes océanos llega a provocar el fenómeno de las mareas, ¿cómo no va a afectar a las personas embarazadas y al líquido amniótico?


Ésa es su opinión.

Tirando de teoría
Y la argumentan desde el punto de vista teórico con la conocida Ley de Gravitación Universal (1687) de Isaac Newton (1642-1727), que nos dice:

“La fuerza de atracción gravitatoria entre dos partículas de masas M y m, a las que puede considerarse puntuales, situadas a una distancia r, tiene la dirección de la recta que las une y su valor es directamente proporcional al producto de las masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa”.

Hasta aquí nada que objetar, salvo que habría que comprobarla matemáticamente en este caso, cosa que no parece que ellos hayan hecho. Algo que no comprendo porque, para empezar, si así hubiera sido, se habrían ahorrado algún que otro bochorno cognitivo.

Y para terminar porque su cálculo es cosa, casi, de alumnos de instituto. Basta con saber manejar lápiz, papel, calculadora y la ley de gravitación en la que pretenden sustentar su idea.

Aunque si realmente supieran de lo que hablan, o sea, si hubieran sido estudiantes de instituto, a la simple vista de la fórmula de gravitación ya podrían intuir lo obvio, sin necesidad de realizar los cálculos.

Existir la fuerza atractiva de la Luna existe, pero su valor sobre nosotros resulta que es insignificante, cuantitativamente hablando.

Nuestro satélite atrae de forma notoria a los océanos porque sus masas tienen un valor también notorio, y la ley nos deja bien claro que la fuerza atractiva entre dos cuerpos es directamente proporcional al producto de sus masas (m1 · m2).

Conforme menores sean éstas, menor será la atracción entre ellos. Un simple análisis matemático lo demuestra y un elemental cálculo lo comprueba. Si lo hace, estará al tanto que sobre nosotros la influencia es, sencillamente, despreciable.

Pero por otro lado, la ley también nos habla de la dependencia inversamente proporcional que tiene esta fuerza atractiva con el cuadrado de la distancia (1/r2) que separa a los cuerpos. Y la Luna está a trescientos mil kilómetros (300 000 km) de distancia de la Tierra. Lo que es mucho.

Demasiado lejos para ejercer sobre nuestra pequeña masa ninguna influencia significativa.

Echando números
Por ejemplo la posición del obstetra durante el parto le posibilita para ejercer una atracción gravitatoria que es miles de veces superior a la de cualquier planeta del Sistema Solar. No le digo de la Luna.

Por no hablarles de la misma madre, que puede ejercer una fuerza sobre el hijo que tiene tan cerca, del orden de doce millones de veces superior a la que ejerce la Luna. Simple efecto newtoniano.

He leído no recuerdo dónde, perdonen pero les escribo de memoria, algo que el astrónomo George O. Abell publicó en la revista Skeptical Inquirer, en 1979: “…sobre un humano, la Luna no ejerce más fuerza de atracción que la que puede ejercer un mosquito”. Pues eso.

Es lo que tiene el factor distancia, que termina convirtiéndose en el principal enemigo de las relaciones, sean interacciones o no. Y lo que tienen las ciencias, que ninguna en cuanto a ciencia engaña; el engaño está en quien no la conoce.

Las matemáticas así nos lo demuestran.

Ellas no son una opinión, no son una creencia. Son ciencia nacida del pensamiento humano. Todo lo demás son creencias.

Remedando la magnífica película del director estadounidense Sydney Pollack, me atrevo a a insinuar aquello de: ¡Pensad!, malditos, !pensad!

Hasta aquí llegaremos en lo que toca a la teoría, veamos ahora lo que dicen los datos estadísticos.

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