(Continuación) Y la composición físico-química de los mismos, así como la frecuencia con la que las usamos, puede llegar a afectar a nuestro grado de visión. Precaución.
Salud visual
Porque hoy es común ver a la gente llevando puestas unas gafas de sol. Casi todo el mundo, casi todos los días y a casi todas horas.Bien para protegerse de una luz excesiva mientras toman el sol, andan por las calles, toman el aperitivo o conducen el coche.
Una cuestión preventiva para nuestra salud ocular, que está bien. Es un buen uso.
Pero también las empleamos aunque no haya una luminosidad excesiva. Incluso hay quienes las llevan puestas de noche o en lugares cerrados. Y eso es ya otra cuestión.
Más que uso es abuso. Y de preventivo no tiene nada ni, por supuesto, está tan bien.
De hecho puede acarrearnos alguna lesión en nuestros ojos, si el cristal de dichas gafas no es el adecuado. Caución.
El Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, advierte que el uso de gafas con cristales que no cumplan la normativa sanitaria de seguridad y calidad, puede ocasionarnos lesiones graves para nuestra salud visual.
Unas gafas que nos recomiendan encarecidamente, no compremos en mercadillos sino en una óptica, donde nos atenderán profesionales de la salud visual y nos ofrecerán gafas homologadas de calidad.
Sólo éstas nos evitarán la aparición de procesos degenerativos en la superficie ocular (pinguécula y pterigion), cataratas y retinopatías. O inflamaciones agudas de la conjuntiva (conjuntivitis) y la córnea (queratitis).
Un grave asunto éste, ya que el Consejo estima que alrededor del setenta por ciento (70%) de las gafas de sol que se venden en España, no cumplen la normativa sanitaria de seguridad y calidad. Todo un atentado contra nuestra vista.
Por ello nos recuerdan que las que elijamos deberán:
1) Llevar la marca “CE” como estándar mínimo de calidad.
2) Cumplir el estándar europeo sobre gafas de sol (EN 1836:1997).
3) Tener especificado el número de categoría de filtro o factor de absorción. Un parámetro técnico cuyo valor oscila entre 0 y 4, en función de su capacidad de absorción a la luz. Así que, según para lo que las usemos, deberemos comprarnos unas u otras.
En este sentido, que no tiene nada que ver con la estética, la opinión de un óptico-optometrista es más que conveniente y aconsejable en la elección gafasolera.
4) Tener también filtros para la radiación ultravioleta (UVA) con garantía demostrable.
Recuerden. Sólo tenemos un par de ojos y nos deben durar toda la vida. Hay que cuidarlos pues no traen repuestos en el kit corporal con el que nacemos.
(Mis agradecimientos a Tere, Sara y Aurora por su desinteresada colaboración fotogénica).
Bastante curioso y bien explicada la historia de las gafas de sol. felicidaddes por el blog.
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