Se trata de una lluvia de meteoros de actividad relativamente alta, si bien no es de las mayores que se conocen, ya que ocupa el tercer puesto en las más de ciento cuarenta (140) lluvias que tienen lugar cada año.
De ahí que su popularidad en todo el Hemisferio Norte no provenga de su intensidad, sino del hecho de que ocurran en agosto. Un mes, como ya saben, vacacional por excelencia y de buen tiempo meteorológico, con las ventajas que para la observación estas circunstancias ofrecen.
De modo que no son las de mayor actividad pero sí las más observadas.
Una observación cuyo culmen es cierto que tiene lugar entre el 11 y el 13 de agosto, pero la realidad física de la lluvia es que su periodo de actividad es bastante más largo, pues abarca desde el 16 de julio hasta el 24 de agosto.
Estos meteoros proceden de la Constelación de Perseo y llegan a nosotros, como los de todas las lluvias, cuando la Tierra atraviesa o pasa cerca de la órbita de un cometa. En este caso el 109P/Swift-Tuttle.
Cometa 109P/Swift-Tuttle
Que como otros muchos desprende restos en su paseo cósmico, a la impresionante velocidad de cincuenta y nueve kilómetros al segundo (59 Km/s).Una rapidez a la que hay que sumar la de la Tierra alrededor del Sol, 30 km/s, y la que éste tiene como estrella, unos 220 km/s, alrededor de la Vía Láctea, nuestra galaxia.
Una suma de celeridades que, aun en la más desfavorable de las condiciones cinemáticas, procurarían para estos meteoros un impacto energético con la atmósfera terrestre, que reduciría a la gran mayoría a cenizas.
Como curiosidad histórica les diré que el cometa, descubierto el 19 de julio de 1862, debe su nombre a sus descubridores, los astrónomos estadounidenses Lewis A. Swift (1820-1913), que descubrió o codescubrió varios cometas y centenares de nebulosas, y Horace Parnell Tuttle (1837-1923), descubridor o codescubridor también de cometas y galaxias.
Del cuerpo celeste saber también que posee un diámetro de casi diez kilómetros (9,7 km) y que su órbita elíptica de gran excentricidad alrededor del Sol, tiene un período de ciento treinta y cinco (135) años.
Naturalmente si hace poco que el cometa ha pasado, el material que deja a su paso es más abundante, los meteoros visibles son más numerosos y, por lo general, también más brillantes e intensos.
La última vez que pasó cerca de la Tierra fue en 1992 y un año más tarde se pudo contar el paso de más de cuatrocientos (400) meteoros por hora. Una elevada cifra que no se ha vuelto a repetir desde entonces y para la que habrá que esperar unos ciento quince (115) años.
En estos momentos el Swift-Tuttle se aleja de nosotros, internándose en el Sistema Solar exterior. Pero dejó su estela de escombros diseminados por el espacio, con los que nos estamos cruzando ahora mismo.
Tendremos nuestras Perseidas 2013.
Las Perseidas 2013
La máxima actividad de la lluvia tendrá lugar en la noche del 12 al 13 de agosto. Este año será bueno para su observación pues la Luna (un foco luminoso molesto para este tipo de miradas al cielo nocturno) estará en cuarto creciente, pero se ocultará sobre las doce (12) de la noche y habrá ya total oscuridad durante toda ella.Teóricamente el máximo de la actividad -entre cien (100) y doscientos (200) meteoros por hora- está previsto entre las 19 y 22 horas del 12 de agosto; es decir que comienza antes de que anochezca y con la Luna aún visible, que no son las mejores condiciones lumínicas para la observación.
Por lo que convendrá estar atento al cielo buena parte de la noche. Lo siento pero no les puedo precisar más. Si pueden, no estaría de más que observaran también el cielo de las noches de los días anterior y posterior. Nunca se sabe.
Y para su observación, como siempre en estos casos, tomaremos una serie de medidas básicas.
La primera relacionada con el lugar desde donde lo hagamos. Deberemos huir de los lugares habitados, dada la inevitable contaminación lumínica que les acompaña y la dificultad que ésta ofrece a la hora de distinguir las estrellas fugaces.
La segunda tiene que ver con lo que debemos llevar. Desde el punto de vista de la observación yo no renunciaría a una tumbona, colchoneta o manta con la que taparnos y poder observar el cielo en posición decúbito supino. Fundamental.
Y dicha la posición, veamos la dirección en la que mirar. Aunque los meteoros se podrán ver prácticamente en todas ellas, mi consejo es que mire entre Norte y Noreste. Es en esa dirección donde se encuentra el radiante de la Constelación de Perseo.
Lo que no necesitaremos son instrumentos ópticos, ya que nos bastará con la visión que nos proporcione nuestros ojos. Nada de telescopios o prismáticos, que sólo harán reducir el ángulo de visión por sus aumentos.
Convendrá también que se coloquen en zonas sin obstáculos, cuarta medida básica, que nos impidan ver el cielo que deberá tener el horizonte lo más despejado posible.
Por último, no estará de más que lleve todo aquello que su sentido común le aconseje: prendas de abrigo, comida y bebida, alguna que otra linterna, mapas celestes, etcétera.
Ya me dirán si vieron alguna, si pidieron un deseo y si éste se ha cumplido. Les confesaré que yo nunca pedí ninguno. Aunque sé de la existencia y persistencia de la Ley de hierro de las pseudociencias.
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