miércoles, 7 de agosto de 2013

De vuelta con la sensación térmica


Al principio les ejemplificaba sobre cómo la existencia de viento (aire en movimiento, nos enseñaban en la escuela), nos puede proporcionar una sensación térmica que nos haga pensar, que estamos a una temperatura inferior a la que en realidad marca el termómetro.

Una interesante cuestión que nos lleva a plantearnos el dar un paso más en las sensaciones de esta senda ventolera.

Velocidad del viento
Por ejemplo, se puede estar de forma confortable a 15 ºC en manga corta, en un lugar soleado y sin viento y, sin embargo, tener una sensación de frío intenso, aun estando a esa misma temperatura, pero si estamos a la sombra o con un viento de 50 km/h.

Una situación para la que tenemos explicación.

Si hace viento, el aire que hemos calentando a nuestro alrededor se desplazará y su temperatura volverá a ser inferior a la de nuestro cuerpo de donde, de nuevo, saldrá energía.

Un flujo negativo (∆ET <0) que nos proporcionará una sensación de que hace más frío del que marca el termómetro.

Igualmente, por propia experiencia, sabemos que en un día caluroso puede mejorarse la sensación térmica mediante un buen ventilador. Uno que aumente la velocidad de la mayor cantidad de aire posible alrededor del cuerpo.

Y lo haga lo suficiente como para que se incrementen las pérdidas de energía, tanto por convección, como por la evaporación del sudor.

Un papel similar, de provocador de viento refrescante, lo juega el abanico.

Ese instrumento, en una época complemento de moda, originario de China e inventado y fabricado para que, de forma manual, pudiésemos mover el aire que nos rodea y así facilitar nuestra refrigeración.

Pero bueno, qué le voy contar del abanico y sus sucedáneos que usted no sepa.

En definitiva y yendo a lo que nos trae, sí. El viento es uno de los factores ambientales o externos que influyen en la sensación térmica que experimentamos. Pero no el único.

Humedad relativa del aire
Otro es la humedad relativa del aire. Y los que vivimos en regiones cuyo valor es alto, sabemos algo de lo que de insoportable tiene el llamado calor húmedo.

La temperatura a la que pensamos que estamos (subjetiva), por la sensación térmica que nos proporciona dicha humedad ambiental, es mayor que la que en realidad marca el termómetro (objetiva).

Y lo es porque la evaporación del sudor, principal medio para disipar la energía térmica corporal, se ve dificultada por esta alta humedad ambiental, por lo que se tiene una sensación de más calor. Un calor húmedo.

Por darle un dato, sepa que estar a 30ºC de temperatura y con un 90% de humedad es mucho más “inllevadero” que si estamos a 40ºC pero con 0% de humedad.

No es lo mismo el seco calor de la Mancha seca, que el húmedo calor sevillano con su "Rio Grande" y su inclemente "Lorenzo".

Lo mismo podemos decir cuando la temperatura es baja y el grado de humedad relativa alto, entonces hablamos de un frio húmedo.

Otro de los factores intervinientes en la sensación térmica, éste individual o personal, es el índice de indumento o el aislamiento térmico que proporciona la ropa que llevamos puesta.

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