El 4 de agosto de 1948, con 73 años, su primera esposa Mileva muere en Zurich. Lo hizo sola, completamente sola. Einstein no quiso ir a Europa a acompañar a su hijo Eduard (Se habrá preguntado por qué no mantengo contacto con Tede...).
Repudiable ceguera blanca, emocional y familiar.
Prosigue implacable la rotura de los vínculos del físico con el pasado al que, obstinadamente, parece querer ignorar.
La muerte de su hijo Eduard, que le sobrevivió diez años, se produjo el 25 de octubre de 1965, en una clínica siquiátrica. Su hermano Hans, que se desplazó a Zurich, dijo con una mezcla de tristeza y cólera: “Qué vida más miserable ha tenido Eduard”.
Todos los hombres son mortales
El mismo año de la muerte de Mileva, en otoño, a Einstein le diagnostican un bulto en el abdomen. En diciembre, le descubren su propia enfermedad mortal. Una laparotomía exploratoria, realizada en el Hospital Judío de Brooklyn (New York), reveló que tenía un aneurisma en la aorta abdominal. Tras unos días, sale del hospital el 13 de enero de 1949.
Se publica Notas autobiográficas, un libro casi “necrológico”.
Deja de tocar el violín, pero continua tocando música de Bach y Mozart en su piano, marca Bechstein. Incluso improvisa, aunque sin llegar a escribir algo de partitura.
Feliz cumpleaños
Aparece Einstein, Filósofo y Científico, un conjunto de ensayos preparados para celebrar su setenta cumpleaños. Y Bohr escribe una síntesis de sus argumentos epistemológicos sobre, como no, la Mecánica Cuántica.En otoño publica un apéndice de 14 páginas en la 4ª edición de su libro “El significado de la Relatividad”, con el título de: “Una teoría generalizada de la Gravitación”.
Es su último artículo científico y contiene 28 fórmulas. Muchos periódicos se hicieron eco del mismo. El New York Times sacó el siguiente titular: “La nueva teoría de Einstein es una clave maestra para el Universo”.
Al pedirle los periodistas alguna prueba experimental de lo enunciado en la nueva teoría, Einstein, consciente de su imposibilidad a corto plazo, le pidió a Helen que les dijera a los periodistas que “volvieran dentro de veinte años”.
En la foto, el pastel que le ofrecieron sus amigos de Princeton, por sus 70 años, el 14 de marzo de 1949. Las fórmulas matemáticas que aparecen debajo son las del artículo.
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