Aquí está la “joya” prometida. Pintada en 1866 por el francés Gustav Courbet (1819-1877) y que lleva por título ‘El origen del mundo’. El lienzo muestra en primer plano el sexo y el torso de una mujer que no tiene cara.
De ahí la alegoría de su título y causa de que, durante muchos años, sólo se pudiera contemplar en privado y no se llegara a exponer, de forma pública, hasta 1977.
En la actualidad, y desde 1995, se encuentra en el Musée D'Orsay de París, donde se puede ver.
Algo que, por lo que tengo entendido, no se puede hacer en Facebook que la ha censurado, suspendiendo las cuentas que la incluyen. En fin. No sé qué decir. De modo que lo siento, pero me tengo que repetir: 'nihil novum sub solem'.
Es lo que tienen los clásicos, que nunca pasan. Están siempre ahí.
A propósito del cuadro, no hace mucho se levantó una polémica acerca de un supuesto sucedido. Lo llamaremos un CSI para ‘El origen del mundo’. Un recurso ya empleado en ‘Enroque de ciencia’.
Un CSI para ‘El origen del mundo’
Hace unos meses la revista francesa Paris Match se dejaba caer con una publicación sobre el hallazgo de un retrato que, supuestamente, acompañó al cuadro que nos trae. Se trata de un pequeño lienzo de 41 x 33 cm, en el que se puede ver a una joven con la cabeza reclinada hacia atrás y del que, una pretendida investigación realizada a lo largo de dos años da pie a un par de afirmaciones.
Una. Que podría ser la parte superior cortada de ‘El origen…’. Y otra. Que el pubis retratado sería el de la modelo y amante del pintor Joanna Hiffernan.
A favor de la primera está, según ellos, los cortes existentes en los bordes de la obra, que hacen pensar que fue separado de una tela más grande. Sí, de la mentado obre de Coubert. Para el anónimo propietario del cuadro no hay la menor duda.
Pero hay un problema. El cuadro no está firmado por el pintor y sus iniciales invertidas (CG), supuestamente camufladas en la oreja de la mujer no parecen convencer a los expertos, como fuente fidedigna de autoría.
Por desgracia, la historia del cuadro partido en dos apenas duró un día.
No habían pasado ni veinticuatro horas (24 h) cuando el museo desmentía con rotundidad esta hipótesis. La historiografía existente, y entre otros autores Marcel Duchamp, siempre afirmó que el original era tal cual lo vemos hoy: un cuerpo de mujer sin brazos ni cabeza.
La descripción casi anatómica de un sexo femenino, no matizada por ninguna artimaña histórica o literaria. Sólo el virtuosismo de Courbet, en el refinamiento de la gama de colores ambarina empleada, salva a ‘El Origen del mundo’ del estatuto de imagen pornográfica.
Es lo que tiene el arte.
No me esperaba una entrada como ésta para nada
ResponderEliminarYa conocía el cuadro, la entrada interesante, en la variedad está el gusto.
ResponderEliminar