¿De dónde provienen los nombres de los días? (y II)

Miércoles 

(Continuación) Del latín "Mercuri dies", día de Mercurio, el dios mensajero del comercio y los viajeros. Por ese motivo sus templos se edificaban a la entrada de los pueblos. Era este día de Mercurio el que, por lo general, se elegía para anunciar decisiones importantes y problemas existentes a la familia.

Y claro, también hay un planeta homónimo dedicado a él.

Jueves

Del latín “Iovis dies", día de Júpiter o dios Juevo. El dios del cielo, la luz del día y el tiempo atmosférico. En la mitología romana es el dios asimilado al griego Zeus.

Como bien sabe, existe un planeta que lleva el nombre del dios Júpiter.

Viernes

Del latín "Veneris dies", día de Venus. Una diosa que, antes de la fundación de Roma, era venerada como la protectora de los huertos. No obstante, a partir del siglo II a.C., fue asimilada a la griega Afrodita. La diosa del amor.

De ahí que fuera normal en este día, cuando se realizaran las pedidas de casamiento y juramentos de amor eterno. Y claro, de veneris venérea. Es lo que tiene el latín.

Una diosa Venus que, por supuesto, tiene todo un planeta dedicado a ella.

Sábado

Del hebreo "sabbath" que significa descanso. Para los hebreos y la gente que vive en Israel es el último día de la semana.

Se corresponde con el romano “Saturni dies”, día de Saturno o Cronos para los griegos. El dios del tiempo, por lo que se ubicaba al final de la semana romana, ya que representaba con esto su paso y final. El del tiempo.

Domingo

Del latín "dominicus dies", día del Señor. Si bien, originalmente, era conocido por los romanos como “dies Solis”, ya que representaba al Sol. El cuerpo celeste más grande y brillante a simple vista.

Nuestra estrella, a la que debemos la vida en el planeta y cuyo nombre iniciaba la semana romana.

Pero eso fue al principio.

Luego, con la llegada del Cristianismo experimentó dos cambios. Uno nominal, pasó a llamarse die Domini, día del Señor. Y otro ordinal, de ser el primero de la semana pasó a ser el séptimo día.

Con dicho cambio se trataba, ni más ni menos que, de ser coherente con los escritos de la Biblia. Y es que en ellos nos dicen, que en seis días Dios creó este mundo y que el séptimo, Dios descansó. En fin.