Entre el barrio de Heliópolis y la moderna barriada de Los Bermejales, en el sur de nuestra ciudad. Ahí está.
Sin duda, una de las barriadas obreras con más solera de las levantadas en la primera mitad del siglo XX, y a la que la explosión demográfica y urbanística de Los Bermejales ha condenado casi al ostracismo.
Construida por la antigua Empresa Nacional Elcano, embrión de la que años más tarde fue los Astilleros de Sevilla, para ser habitados por sus trabajadores, los nombres marineros de sus calles dan fe de este vínculo armador: Corbeta, Fragata, Goleta, Bergantín.
Barriada Elcano. Otro reconocimiento sevillano más, éste residencial, al navegante vasco. Y que nos servirá para hablar del auténtico protagonista de esta entrega, Antonio Pigafetta.
Antonio Pigafetta (1480-1534)
O de Pigafetta o Lombardo, como también era conocido. Un noble italiano que trabajó como explorador, geógrafo, astrónomo y cronista de la República de Venecia, y que formó parte de la expedición de Magallanes en su circunnavegación del globo.
Lo hizo como cronista de a bordo, experto en las ciencias y artes de la navegación, y como conocedor del manejo de instrumentos como el astrolabio o el uso del imán como brújula.
Su relato de los hechos, Relazione del primo viaggio intorno al mondo (1524) o también 'Relación de Pigafetta', es la fuente principal de información no sólo del viaje de Magallanes, sino de la propia vida de Pigafetta.
Un relato que finaliza cuando toca tierra en el puerto de Mulas en Sevilla, el lunes 8 de septiembre de 1522. Dos días antes, la nave había entrado en el puerto de Sanlúcar de Barrameda, (Cádiz).
Antonio Pigafetta era uno de los dieciocho que sobrevivieron y regresaron con Elcano. Y ni que decirles tengo que también marchó en procesión ante la Virgen de la Victoria y de la Antigua en Triana.
Y que fue de los que acompañó a Elcano cuando, tras unos días de descanso en Sevilla, se trasladó a Valladolid a petición de Carlos V, para dar cuenta del viaje. Un viaje que Pigafetta iniciaba con una preocupación, que además no era nueva.
La traía desde que llegaran a Sanlúcar de Barrameda y descubriera que le faltaba un día en sus cuentas. Las mismas veinticuatro horas (24 h) que cuando llegó a Sevilla el 8 de setiembre de 1522 y, según su diario de a bordo, era 7 de setiembre.
A los navegantes les faltaba un día. Todo un enigma cuya solución postergo.
Ahora me gustaría cerrar un par de detalles químicos, que dejé en el aire cuando les conté lo de la esfera armilar del monumento de la milla cero.
Les dije que era de acero. Pero lo cierto es que no fui más allá. Y claro, ya sabe cómo somos: ¿qué es el acero? ¿son lo mismo hierro que acero?
¿Son lo mismo hierro que acero?
No. No lo son. Aunque están muy relacionados. De hecho uno está formado en gran parte del otro. En concreto el acero está compuesto, mayoritariamente, de hierro. Y una vez aclarado esto, quizás lo mejor sea que vayamos por parte y empecemos con el hierro.
Para los intereses divulgativos de esta entrada, y desde el punto de vista químico, diremos que el hierro es una sustancia simple que, en condiciones ambientales, se presenta en estado sólido.
Se trata de un metal de fórmula Fe (s) y es uno de los siete que el hombre conoce desde la antigüedad. Y de los que no contamos con información fidedigna sobre dónde, cuándo y por quien o quienes fueron descubiertos.
En particular, del hierro, se tienen indicios de su uso, por parte de sumerios y egipcios, desde unos cuatro milenios antes de Cristo.
Por si le interesa, estos siete metales conocidos desde la antigüedad son: oro Au (s), plata Ag (s), cobre Cu (s), hierro Fe (s), estaño Sn (s), plomo Pb (s) y mercurio Hg (s).
Todos ellos sólidos menos el mercurio, único metal líquido de nuestro planeta.
¿Y qué sabemos del acero?
Desde el punto de vista químico, diremos que el acero no es una sustancia simple metálica como el hierro, sino una aleación. Es decir, una disolución o mezcla homogénea de hierro y carbono, C (s), junto con otros metales en pequeña proporción. Una composición que le confiere propiedades peculiares.
Entre esos metales se cuentan: níquel Ni (s), manganeso Mn (s), cromo Cr (s), vanadio V (s) y wolframio W (s).
Como seguro sabe, el acero es un material dúctil, maleable, relativamente frágil, más duro que el hierro, muy elástico y tenaz. Unas propiedades físico-químicas muy interesantes para el hombre.
De ahí que esté muy presente en muchos utensilios de nuestra vida cotidiana, como estructuras, maquinarias, herramientas, vehículos pesados, material rodante, barcos, etcétera.
Luego ya lo sabe. El hierro es un metal, mientras que el acero es una aleación de hierro y carbono fundamentalmente.
Y ahora sí. Vayamos con la solución del enigma del día que faltaba, aunque mucho me temo que para ello necesitemos un nuevo enclave elcaniense, en esa ocasión docente. Nos marcharemos a un colegio público, el C.E.I.P. Juan Sebastián Elcano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario