jueves, 28 de febrero de 2013

Diferenciando asteroide, meteoroide, meteoro, meteorito, … (1)


Aunque con unos días de retraso -vayan por delante mis disculpas, pero sabido es que el hombre propone y Dios dispone-, abordamos el compromiso asumido la semana pasada.

¿Por qué dijimos el asteroide que pasó de largo y, sin embargo, hablamos del meteorito que nos dio de lleno? ¿No son acaso piedras del espacio y por lo tanto lo mismo?

Ergo, si es así, ¿por qué entonces emplear dos términos diferentes? Mas, es más, si no lo son, ¿en qué se diferencian?

Estarán conmigo que una vez explicados ambos fenómenos celestes, conocidos y curiosos por sí mismos, de forma individual. Pero inquietantes y turbadores en su conjunto, por su imprevista coincidencia temporal. Y sorprendentes y notables, por su inexistente relación causa-efecto.

Explicado todo esto les decía, quizás las preguntas que inician esta entrada, sean las siguientes que le podrían venir a la mente, a cualquier persona no experta en Astronomía.

Prontuario astronómico 
Porque, además, no son asteroide y meteorito los únicos términos científicos empleados. También han aparecido, o podrían haberlo hecho, los de: meteoro, meteoroide, bólido, superbólido, estrella fugaz, planeta enano, lluvias de estrellas, etcétera.

En fin, que como pueden ver hay tema, tema de altura. Vamos que hay para llenar de contenido toda una unidad didáctica formada, a su vez, por varias lecciones.

Pero no se alarmen, lo de hoy viene en forma de compendio de reglas de, en este caso, la ciencia de la astronomía. Un prontuario de objetos y destellos espaciales -semejante al manual de ortografía española o al vademécum médico-, que nos permita comprenderlos y diferenciarlos para así, emplear de forma correcta cada uno de los términos.

Y ya de la que va, y como haría cualquier buen cirujano, vayamos por parte y en orden.

¿Qué es un asteroide? 
Los asteroides son cuerpos celestes, más pequeños que un planeta y que, sin atmósfera, orbitan alrededor del Sol. Lo hacen en una órbita interior a la de Neptuno, si bien decenas de miles de ellos se congregan en el llamado cinturón principal de asteroides.

Un vasto anillo con forma de rosquilla, situado entre las órbitas de Marte y Júpiter, y en el que la mayoría de los asteroides de nuestro Sistema Solar poseen órbitas semiestables. De ahí que algunos sean desviados a órbitas que cruzan las de los planetas, como por ejemplo la Tierra.

Ya hemos hablado de ello.

El objeto espacial, protagonista de la aproximación de récord, del pasado viernes 15, de cuarenta y cinco metros (45 m) de diámetro y conocido como 2012 DA14, es un asteroide.

Su composición, la de cualquier asteroide, puede ser rocosa, carbónica o metálica y, vistos desde la Tierra, tienen aspecto de estrellas. De ahí su nombre, que etimológicamente deriva del griego y significa “con figura de estrella”.

Por cierto que fue el matemático y astrónomo inglés John Herschel (1792-1871), quien propuso este término, al poco tiempo de que los primeros asteroides fueran descubiertos a inicios del siglo XIX.

A modo de nexos
Seguro que han caído en la cuenta de los vínculos presentes. Son más que evidentes. Pero a pesar de ello, qué quieren, no me resisto a decírselos. Para no extenderme, tan solo les pongo negro sobre blanco una cuarteta. Ahí va.

John fue hijo del astrónomo y músico alemán William Herschel (1738-1822), descubridor del planeta Urano y otros numerosos objetos celestes.

Pero también sobrino de la cantante, astrónoma y matemática Carolina Herschel (1750-1848), hermana de William y, sin duda alguna, la astrónoma más famosa de todos los tiempos. Lo que, dicho sea de paso, no impide que esté “algo olvidadita”.

Como casi todas las Hacedoras de la Ciencia.

Les decía más arriba, que los primeros asteroides fueron descubiertos a principios del siglo XIX. Y es cierto, aunque podría haber precisado más. Porque fue el 1 de enero de 1801, cuando se encontró el primero de ellos; su nombre Ceres.

Fue el astrónomo siciliano Giuseppe Piazzi (1746-1826) quien lo localizó, mientras trabajaba en un catálogo de estrellas. Observó un objeto que se desplazaba por el fondo de estrellas, con una trayectoria algo peculiar.

Su desplazamiento era, primero, retrógrado para pasar después a ser directo; un movimiento por otro lado conocido y que le hizo pensar que se trataba de un nuevo planeta. Aunque lo cierto es que no estaba muy seguro, por lo que prefirió...

Pero bueno, ésa es otra historia, y lo que hoy nos trae pretende pasar por un prontuario. De modo que de asteroide a meteoroide.

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